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Charlando con Raimundo Robredo, embajador de España en Sudáfrica

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«El potencial de África es enorme y hay razones para ser optimista».

«África necesita una mejora de su ‘infraestructura institucional’, es decir, el marco regulatorio, no siempre favorable a la inversión extranjera y al comercio».

«La percepción de riesgo de África es, a mi juicio, mayor que el riesgo real».

«Los africanos ponen mucho énfasis en las relaciones personales y quieren saber con quién hacen negocios, conocerle cara a cara y no me refiero a un viaje de dos días».

«Empezar por Sudáfrica puede ser una forma fácil de entrar en África».  

 

Raimundo Robredo es embajador español en la República de Sudáfrica. Entre 2017 y 2021 fue director general para África en el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación. En su carrera diplomática ha ocupado previamente varios puestos en el continente africano, en el que igualmente trabajó desde el sector privado. En esta entrevista nos habla de la situación económica de África subsahariana, oportunidades para las empresas españolas, recomendaciones, etcétera.

 

¿Cómo valora las perspectivas de África subsahariana? ¿Qué impacto ha tenido la pandemia, y cuál puede ser el impacto en estos países de las turbulencias en la economía internacional causadas por la guerra en Ucrania?

Antes de la pandemia África subsahariana era la segunda región del mundo de mayor crecimiento, después de Asia, aunque en las cifras de Asia no se computan las economías avanzadas (Japón y Corea del Sur), que tienen un crecimiento relativamente menor.

La pandemia ha hecho mucho daño a las economías africanas, aunque la región en su conjunto ya ha vuelto a la senda de crecimiento. La caída de la demanda mundial por la pandemia afectó mucho a los países exportadores de materias primas y de hidrocarburos, y por el lado del turismo varios países africanos dependientes de ese sector para obtener divisas también sufrieron con la pandemia.

Paradójicamente, la guerra en Ucrania ha provocado un aumento de los precios de las materias primas y de los hidrocarburos que está beneficiando a los países africanos exportadores de esos productos. Sudáfrica, el país en el que estoy destinado actualmente, acaba de publicar una reducción de su déficit esperado y cifras de actividad económica mejores de lo que se anticipaba.

En general, el crecimiento acelerado de la población africana supondrá un aumento sostenido de la demanda agregada en los próximos 30 años. Habrá altos y bajos, y el ritmo de crecimiento no será el mismo en unos u otros países. África no es una realidad homogénea. Pero lo que es indudable es que el potencial de África es enorme y hay razones para ser optimista.

Por otra parte, tanto Rusia como Ucrania son los principales exportadores mundiales de grano, que la mayor parte de economías africanas importan. El aumento en su precio golpeará particularmente a los menos favorecidos y existe un riesgo cierto de crisis alimentarias en varios países del continente en los próximos meses. África, sin embargo, es el continente con más tierra arable sin cultivar del mundo, y con abundancia de agua, por lo que esto podría suponer un revulsivo para modernizar la agricultura africana, algo que se necesita desesperadamente.

 

Raimundo Robredo presentando copias de sus cartas credenciales a la jefa de protocolo de la República de Sudáfrica.

Se está hablando de cambios importantes en las relaciones económicas internacionales, y en especial en las cadenas globales de valor: acercamiento de las cadenas de suministro, producción en proximidad, etc.  ¿Pueden estos cambios ser beneficios para África Subsahariana, por su relativa proximidad a la Unión Europea?

En teoría sí, pero la realidad es que la proximidad geográfica no se traduce en “proximidad logística”. El gran cuello de botella son las infraestructuras. Sin conexiones ferroviarias fiables, sin energía asequible y de suministro garantizado, sin carreteras de calidad y sin puertos capaces, producir en África puede acabar resultando económicamente menos atractivo que hacerlo en Asia, por ejemplo, a pesar de la cercanía. Por eso es tan importante la inversión en infraestructuras y el programa Global Gateway de la Unión Europea va dirigido precisamente a eso.

Junto a estas infraestructuras físicas, África necesita una mejora de su “infraestructura institucional”, es decir, el marco regulatorio, no siempre favorable a la inversión extranjera y al comercio. Con la entrada en vigor del Acuerdo Continental Africano de Libre Comercio se ha dado un enorme paso adelante en este campo. Los intercambios comerciales entre países africanos no llegan al 15% de su comercio total, mientras en la UE el comercio intraeuropeo supera el 60% del total. Hay mucho espacio para la mejora en África y, a medida que ésta se produzca, creo que habrá una mejora del marco regulatorio y una mayor apertura comercial que se traducirá también en mayor comercio con Europa.

África aspira a industrializarse, a incorporar mayor valor a sus productos, ascendiendo en la cadena de valor y alejándose de la situación actual de exportador de materias primas sin transformar. En la medida en que consiga adaptar su infraestructura y sus instituciones, es algo que está a su alcance. Esta transformación ya está en marcha, pero queda un largo camino antes de que la cercanía física de África con Europa se traduzca en una mayor integración de las cadenas de valor.

Cuestión distinta, claro, es la de la diversificación. La pandemia demostró que poner todos los huevos en una misma cesta conlleva riesgos. En ese sentido, aunque África no sea aún del todo competitiva en algunos sectores, puede interesar localizar parte de la producción en el continente, para evitar shocks asimétricos provenientes de Asia.

 

Desde su experiencia con África, ¿qué recomendaciones generales daría a las empresas españolas para abordar estos mercados?

Sobre todo, perder el miedo. La percepción de riesgo de África es, a mi juicio, mayor que el riesgo real. No quiero decir que no exista un riesgo elevado, por muchas razones, sino que puede verse más que compensado por los retornos y que, a menudo, el riesgo percibido es muy superior al real. La cuestión por tanto es cómo reducir esa distancia. Yo creo que el estudio detallado de los mercados africanos contribuye a entender mejor las oportunidades, que pueden ser muy reducidas en un país pero enormes en otro. África no es un país, y hay que aproximarse con disposición a hacer los deberes y analizar país por país.

Una vez hecho eso, tener un socio local siempre es una forma de reducir el riesgo y aumentar el conocimiento. De nuevo, hay que elegir bien y tener paciencia. Los mercados africanos no son propicios para los “pelotazos” aunque a veces sea esa la percepción más común. Bien al contrario, premian la perseverancia, el contacto humano, y el conocimiento profundo. En otras palabras, la paciencia.

A través del Club de Exportadores, de la Cámara de Comercio de España, de la CEOE y otras asociaciones se puede hacer una primera aproximación al mercado africano de interés para una empresa determinada, entrando en contacto con otras empresas españolas que ya estén en ese mercado.

Otra recomendación es adaptar el producto al mercado. Los africanos no consumen como los europeos o los asiáticos. El packaging, el precio, la calidad o el servicio post venta no son necesariamente los mismos que en Europa y hay que adaptarse a África, porque África no se va a adaptar a ti. Incluso en los grandes contratos de infraestructura, las licitaciones públicas tienen sus peculiaridades africanas que hay que conocer e incorporar.

Por último, existen herramientas de apoyo a la internacionalización de la empresa española en el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo y en el ICEX, y las Embajadas de España en África están a disposición de las empresas para apoyar su entrada en estos mercados.

 

En su opinión, ¿cuáles serían los mercados más interesantes en África subsahariana para las empresas españolas?

Depende de la rama de actividad de cada empresa. Evidentemente una empresa turística puede descubrir oportunidades en Cabo Verde, Mauricio, o Botsuana, países de gran atractivo turístico pero muy pequeños, pero no tendrá interés en Nigeria, mientras que una empresa de bienes de consumo puede tener gran interés en el enorme mercado nigeriano, de más de 200 millones de personas.

En general, las economías más pujantes y dinámicas, y de cierto tamaño y solidez institucional, como Sudáfrica, Kenia, Senegal, Ghana, o la propia Nigeria, son mercados de gran potencial que deberían atraer a las empresas españolas.

Raimundo Robredo en un webinario del Club de Exportadores e Inversores.

¿Cuáles son los errores más frecuentes que ha percibido en la actuación de las empresas españolas? (Ej: no estudiar bien el mercado, no tener personal preparado, tener una visión cortoplacista, presencia limitada en los mercados, …).

Quizás el error más frecuente es pensar que se pueden hacer negocios en África desde España, por correo electrónico, enviando ofertas y esperando ganar contratos simplemente porque el precio es competitivo.

Los africanos ponen mucho énfasis en las relaciones personales y quieren saber con quién hacen negocios, conocerle cara a cara y no me refiero a un viaje de dos días. La presencia en el mercado, el conocimiento local, son muy valorados. África debe ser una apuesta a largo plazo. Entendido así, este continente puede encerrar un gran potencial para las empresas españolas.

 

¿Son importantes las barreras culturales entre España y África subsahariana? ¿Qué aspectos deberían tener más en cuenta las empresas españolas?

Sí lo son, pero creo que no son tan grandes como se piensa. Los españoles somos flexibles, mucho más que otros colegas europeos, y estamos dispuestos a adaptarnos al cliente. Esto es algo que en África es muy necesario y apreciado.

Una cosa a la que sí es necesario prestar gran atención es el respeto, de enorme importancia en la cultura africana (o las culturas africanas, más bien). Los europeos caemos fácilmente en la condescendencia hacia los africanos, a menudo sin darnos cuenta siquiera, y esto es algo a lo que los africanos son muy sensibles. Pensar que nosotros, al venir de un país desarrollado, podemos enseñarles a hacer las cosas en su propio país es de una arrogancia fatal.

Los africanos saben lo que quieren y cómo lo quieren y lo único que hay que hacer es saber escuchar con respeto y atención. Después, puede que nuestra solución sea perfectamente válida o puede que haya que adaptarla a las necesidades del cliente. Como decía antes, tenemos que adaptarnos nosotros a África, porque África no se va a adaptar a nosotros.

 

¿Cómo valora las oportunidades que ofrece el mercado de Sudáfrica para las empresas españolas? ¿Cuáles son en su opinión los sectores más interesantes?

Sin duda el de las energías renovables. Justo esta semana han salido a licitación 2.600 mw de renovables (1.600 mw de eólica y 1.000 mw de fotovoltaica) y antes de que acabe el año saldrán otros 2.600 mw. De aquí a 2030 Sudáfrica incorporará más de 20.000 mw adicionales de energías renovables. También hay oportunidades en la construcción y mejora de la red de transmisión, en la acumulación de electricidad y en otras infraestructuras, como agua, ferrocarril o puertos. En todos estos sectores los próximos años verán una inversión pública notable.

Pero en Sudáfrica hay empresas españolas en los sectores más diversos, desde la pesca al turismo pasando por los autobuses o los materiales de construcción. Sudáfrica es una economía emergente que en muchos aspectos se comporta como una economía desarrollada. Los sectores en los que nuestras empresas son competitivas a nivel mundial están también representados en Sudáfrica y pueden interesar a las empresas españolas.

Además, en Sudáfrica hay un marco institucional fiable, una moneda estable, transparencia en el sector público, un potente sector financiero y empresas auxiliares de servicios a otras empresas de buen nivel. Hay una Cámara de Comercio Española en Sudáfrica y la Embajada tiene una Oficina Comercial a disposición de nuestras empresas. Es decir, que empezar por Sudáfrica puede ser una forma fácil de entrar en África.

 

¿Qué dos o tres recomendaciones básicas daría a las empresas españolas que quieran abordar el mercado sudafricano?

Lo primero, que se pongan en contacto con la Oficina Comercial de la Embajada. Desde aquí les daremos la información que necesitan para empezar a conocer el mercado sudafricano.

Que hagan sus deberes y cuando tengan claro lo que esperan de Sudáfrica, que vengan y conozcan directamente el mercado.

Que sean pacientes, que busquen un socio sudafricano sólido y que adapten su producto a su cliente local. Con eso, trabajo, perseverancia, y un poco de suerte, descubrirán oportunidades que no imaginan.

 Entrevista exclusiva para Club De Exportadores e Inversores

 

 

La buena salud de las inversiones extranjeras en España

Por Enrique Fanjul, socio de Iberglobal

 

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La economía española está mostrando una alta capacidad para atraer inversiones extranjeras. El flujo de entrada de inversiones ha crecido durante el pasado año 2021. Por otra parte, mejora la valoración de España como destino de inversiones, según se refleja en la última edición del estudio de la consultora Kearney.

El pasado mes de marzo el Registro de Inversiones Extranjeras publicó los datos de las entradas de inversiones en 2021. Según el completo análisis de estos datos que realiza la consultora SIfdi, “España recibió 28.785 millones de euros de inversión productiva bruta en 2021, con un crecimiento del 17,7% respecto a 2020. Las desinversiones también mostraron un mejor comportamiento que el año precedente, descendiendo un 33,6%”. De esta forma, las inversiones productivas netas crecieron un 66,5%, hasta los 21.313 millones.

Como ha sucedido en años anteriores, las adquisiciones de empresas por parte de empresas extranjeras han representado la mayor parte de las inversiones, con un 53,2% del total de los flujos recibidos, por delante de las ampliaciones llevadas a cabo por empresas de capital extranjero ya presentes en el país (27,7%) y de las nuevas inversiones (19,1%).

En cuanto al origen, los principales países inversores fueron Francia, Estados Unidos, Reino Unido y Australia, con más de 2.000 millones de euros de inversión cada uno de ellos.

Cabe destacar en 2021 la posición de Australia, debido a la operación del fondo IFM sobre Naturgy, la mayor inversión australiana en España, con 2.484 millones de euros, un 8,6% del total de 2021.

Si nos fijamos en las cifras de stock en vez de los flujos, Países Bajos y Luxemburgo ocupan las dos primeras posiciones como orígenes inmediatos de la inversión (con un 41% del stock total). Esta posición, como es bien conocido, se debe a su papel de “canalizadores” de inversiones de otros países, gracias en buena medida a sus facilidades fiscales.

Considerando el origen último de los inversiones, Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania son los principales inversores.

 

Madrid, líder en la captación de inversiones, pero con matices

En muchos medios de comunicación se ha destacado el papel protagonista de Madrid en la captación de inversiones, con un 72,8% de los flujos recibidos.

Ahora bien, estas cifras deben ser matizadas. La fuerte concentración de las inversiones en Madrid se debe en buena parte al denominado “efecto sede”. Esto quiere decir que las inversiones se asignan a la comunidad autónoma en la que se encuentra la sede de la empresa en la que se invierte, aunque los efectos económicos de la inversión pueden producirse en otras localizaciones. Así, por ejemplo, en el caso de una empresa extranjera que establezca su sede en Madrid, pero cuyas fábricas estén en Málaga o en Zaragoza, provincias en las que se creará empleo, se desarrollará la producción, etcétera, se considerará que Madrid ha sido el destino de la inversión.

En todo caso, este matiz no empaña lo que sin duda es un papel central de Madrid en la captación de inversiones extranjeras.

Cataluña, por su parte, registró unos flujos de inversión de 2.969 millones de euros (con un descenso del -4,8% respecto al año anterior), acumulando así tres años de descensos consecutivos.

 

El papel clave de la inversión extranjera en la economía española

El análisis de SIfdi, que emplea diversas fuentes además del Registro de Inversiones Extranjeras, pone de relieve el papel clave que tienen las inversiones extranjeras para la economía española, y que se sintetiza en el gráfico que recogemos a continuación.

Fuente: SIfdi, “La Inversión Extranjera Directa en España, 2021”

Como podemos ver en el gráfico, las empresa extranjeras representan un 28% de la cifra de negocios generada en el país.

En 2019 (último año para el que se disponen estos datos) proporcionaron 1,7 millones de empleos directos (con un incremento del 7,1% respecto al año anterior), lo que representa el 8,5% de la población ocupada española.

 

Mejora de la valoración de España como destino de inversiones

Estos buenos datos sobre la evolución de la inversión extranjera se complementan con los buenos datos de valoración de España como destino de inversión. Uno de los estudios más relevantes a nivel internacional es el que elabora la consultora Kearney, que identifica y clasifica los 25 países más atractivos para la inversión extranjera, en base a una encuesta entre ejecutivos de empresas multinacionales.

En el gráfico adjunto se pueden ver los resultados del 2022 Kearney FDI Confidence Index, publicado en abril de este año. Como vemos, Estados Unidos vuelve a ser el destino mejor valorado, seguido de Alemania y Canadá.

España se coloca en un destacado puesto 8, mejorando un puesto respecto al año anterior. Desde 2018, España ha mejorado siete puestos en el ranking de Kearney, lo que constituye sin duda una buena noticia sobre la percepción internacional de la economía española.

Fuente: 2022 Kearney FDI Confidence Index

 

Expertos reunidos por el Club de Exportadores analizan las consecuencias de la guerra en Ucrania para las empresas españolas internacionalizadas

23 de marzo de 2022