Las embajadas como plataforma de promoción de la gastronomía española: una propuesta

Por Enrique Fanjul, socio de Iberglobal, miembro del Comité de Reflexión del Club de Exportadores y del Observatorio de Inteligencia para la Internacionalización

Este artículo pertenece al nº19 de la revista electrónica: “Proyección exterior de la economía española”. Haz clic aquí para leer la revista electrónica completa.

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Embajada de España en Japón.

Las embajadas españolas deben desempeñar un papel activo en la promoción en el exterior de la gastronomía, los alimentos y las bebidas de España. Para ello podría ser útil el establecimiento de un programa de prácticas o becas en las embajadas españolas para graduados de escuelas de cocina.

Al hablar de embajadas me estoy refiriendo lógicamente a las residencias de los embajadores. En éstas se celebran con regularidad cenas, comidas, recepciones. En una embajada fácilmente pueden participar a lo largo del año en este tipo de actos varios cientos, o incluso miles, de personas. Solo en la recepción de la fiesta nacional es fácil que en una embajada de tamaño medio acudan varios cientos de personas.

Los asistentes a estos actos suelen ser altos funcionarios del Gobierno, directivos de empresas, representantes del mundo de la cultura, etcétera. Se trata de personas que tienen lo que podríamos llamar un carácter “prescriptor”, por su relevancia e influencia en sus países.

Estas comidas, cenas, recepciones, constituyen por tanto una magnífica oportunidad para dar a conocer y promover los productos agroalimentarios de España. Y de paso, de manera indirecta, para promover también España como destino turístico.

Sin embargo, me atrevería a decir que en buena parte de las embajadas no se cumple esta función de promoción de la gastronomía española. En primer lugar, porque los cocineros no suelen ser españoles. He sido Consejero Comercial de las Embajadas de España en cuatro países, situados en cuatro continentes. Creo recordar que en ninguna de ellas el cocinero era español. Recuerdo que en un caso el cocinero era de origen centroeuropeo, y los asistentes a las comidas y cenas se quedaban un poco sorprendidos de que en la embajada española se sirvieran platos de inspiración centroeuropea que poco tenían que ver con la cocina española.

¿Cómo se puede corregir esta situación? ¿Cómo se puede convertir a las embajadas en auténticas embajadas, también, de la gastronomía y los productos agroalimentarios españoles?

Una solución sería establecer un programa de becas o prácticas en función del cual alumnos graduados de escuelas de cocina y de hostelería estuvieran durante un periodo de tiempo, por ejemplo un año, realizando una parte final o complementaria de su formación en una embajada.

Las ventajas de un programa de este tipo serían múltiples. Las embajadas estarían mucho mejor preparadas para ofrecer una cocina auténticamente española, que pusiera en valor la calidad de sus productos. Para los alumnos se trataría de una experiencia personal y profesional muy enriquecedora. El haber estado durante un año trabajando en una residencia de una Embajada de España sería algo que, cara al futuro, reforzaría a su currículum profesional.

No se trata de sustituir al personal que desempeña normalmente este tipo de trabajos: para este personal, contar de manera regular con cocineros jóvenes pero bien formados sería una magnífica oportunidad para aprender y para profundizar en sus conocimientos de la gastronomía española.

Los organismos de promoción exterior, tanto a nivel central (ICEX) como diversos organismos autonómicos, tienen ya programas muy rodados y estudiados de becas y prácticas en el exterior. Se trataría de ampliar este tipo de programas creando una nueva modalidad que se adaptara a las condiciones específicas de esta actividad. Por otra parte, estos organismos de promoción tienen también amplia experiencia y conocimiento de los sectores de alimentación y bebidas.

Un programa de este tipo requeriría de una labor de coordinación de cierta complejidad. Lógicamente el Ministerio de Asuntos Exteriores, como organismo de la Administración central responsable de las Embajadas en el exterior, debería ejercer un papel clave. Y probablemente debería ser el organismo (o el organismo que designara) que firmaría los acuerdos correspondientes con las escuelas de hostelería y cocina. Para ello sería conveniente que contara con un asesoramiento, para seleccionar aquellas escuelas y centros de formación que tuvieran un nivel adecuado, a fin de garantizar que los alumnos o graduados que participaran tuvieran la preparación suficiente.

Embajada de España en Estados Unidos.

No es éste el momento de entrar en muchos detalles. Pero sí me gustaría señalar que un programa de becas o prácticas de este tipo no podría ser una réplica sin más de los programas de prácticas en el exterior que ya existen. Pongamos algunos ejemplos. Probablemente sería conveniente que antes de incorporarse a su destino, los participantes tuvieran un curso breve en España para prepararse. En este curso, por un lado, se les tendría que instruir acerca del tipo de actos que se celebran en las embajadas y en los cuales hay una actividad gastronómica. Por otro lado, podría ser conveniente que cada año se les instruyera acerca de aquellas prioridades que se identifiquen en los sectores de alimentación y bebidas: productos que en ese momento se consideran prioritarios, por diferentes tipos de motivos, y que van a recibir una especial atención. En este sentido podría ser conveniente contar con la participación de organizaciones como la FIAB (Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas, es decir, la asociación representante del sector), o incluso del ministerio de Agricultura.

En tercer lugar, los participantes deberían recibir una formación acerca de las costumbres alimentarias de los países o zonas en los que van a trabajar, con el fin de adaptar la oferta española a los requerimientos de éstos.

Finalmente, sería fundamental contar con una organización, que probablemente debería ser una empresa. que pudiera organizar el suministro de los productos alimenticios y las bebidas a las Embajadas. Debería ser una empresa potente, con capacidad para disponer de productos muy variados, de orígenes geográficos en España muy diversos, así como con la capacidad para organizar la logística de sus envíos. Además, y como es lógico, debería tratarse de productos de calidad. Las embajadas comprarían estos productos, de acuerdo con sus presupuestos ordinarios (o quizás la solución sería que el ministerio de Asuntos Exteriores estableciera un procedimiento centralizado de suministro).

El prestigio de la gastronomía española viene creciendo de manera clara en el mundo en los últimos años. España cuenta con más de 200 embajadas y consulados en el mundo, que deben ser 200 focos de promoción de la gastronomía española, sus alimentos y bebidas.

Artículo exclusivo para Club de Exportadores e Inversores Españoles.

El sector exterior en el 2023: ¿estancamiento?

Por Antonio Bonet, presidente del Club de Exportadores e Inversores Españoles

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Antonio Bonet, presidente del Club de Exportadores, analiza las tendencias del sector exterior de la economía española en 2023. Por un lado, se detecta una desaceleración de las exportaciones, así como una reducción del número de exportadores regulares y una presencia muy reducida en mercados dinámicos como Asia y África subsahariana. Como dato positivo destaca el dinamismo de las exportaciones de servicios, especialmente de los servicios no turísticos.

El sector exterior español de España ha batido récords todos los años desde la crisis financiera del 2008, salvo el de la pandemia. Ha sido el principal motor del crecimiento de la economía española. Baste señalar que su aportación al PIB en los últimos quince años ha pasado del 23% al 41% el año pasado.

Bastantes analistas estiman que este año el sector exterior está dejando de ser el motor del crecimiento. El Club de Exportadores e Inversores comparte esta previsión porque las cifras de enero-junio así lo muestran. Hemos exportado bienes en el primer semestre por valor de 200.000 millones de euros. De nuevo un récord. Pero si analizamos las cifras en detalle podemos apreciar que en volumen nuestras ventas al exterior han caído un 2,2%. ¿Cómo se explica esto? Porque nuestros exportadores han conseguido subir sus precios. Es importante señalar que seguimos perdiendo cuota de mercado a nivel mundial.

¿Qué va a ocurrir en el segundo semestre del año? Para responder a esta pregunta conviene tener en cuenta al menos dos factores.

En primer lugar, la demanda para nuestras exportaciones de bienes. Pues bien, la Organización Mundial del Comercio estima que el total del comercio mundial de mercancías va a crecer en 2023 únicamente un 1%. Hay que tener en cuenta, además, que nuestro principal cliente es Europa, a donde destinamos el 70% aproximadamente de nuestra exportación de bienes. Hay cada vez más signos de que la economía europea se estancará o tendrá una leve recesión. En las zonas geográficas donde más crece la economía nuestra cuota de mercado es muy reducida, como ocurre por ejemplo en África Subsahariana, o en Asia, especialmente en la India y los países Asean. Por citar dos cifras: nuestras exportaciones a la India son sólo el 0,5% del total de nuestra exportación; y las dirigidas a países Asean el 1%. Latinoamérica supone únicamente el 5% de nuestra exportación de bienes, a pesar de que es un destino muy importante de nuestra inversión en el exterior.

En segundo lugar, conviene mirar a las empresas exportadoras. En este tema también tenemos malas noticias. En el primer semestre de este año el número de exportadores regulares, es decir, los que han vendido al exterior durante los últimos cuatro años, se ha reducido un 0,4%. A esto hay que añadir que en el 2022 esta cifra se redujo en un 3,2%. El reducido número de exportadores es uno de los problemas estructurales que tiene España. Basta señalar dos cifras para darse cuenta de la magnitud del problema: (1) el 65% de la exportación total de bienes la realizan solo 1.000 empresas. Y esto es así desde hace 25 años. Y (2) el número de empresas que exportan regularmente es únicamente 57.000, de las que la mayoría venden al exterior cantidades muy pequeñas.

Pero no todo son malas noticias. La exportación de servicios, que supone un 40% del total de nuestras ventas al exterior, está creciendo a un ritmo muy dinámico. El turismo se ha recuperado, superando ampliamente los niveles previos a la pandemia. Además, la exportación de servicios no turísticos (ingeniería, servicios financieros, transporte, construcción, …) continúa creciendo, igual que el año pasado. Estamos ganando cuota de mercado a nivel mundial.

Conviene analizar también lo que está pasando con nuestras compras de bienes extranjeros. En el periodo enero-junio de este año, las importaciones cayeron un 5% en volumen y un 2,9% en valor, lo que está provocando que se reduzca sustancialmente el déficit comercial. Desde un punto de vista macroeconómico esto significa que la aportación de las importaciones al PIB español será menos negativa que en años anteriores. Cabe pensar que, salvo que suba mucho el precio del petróleo en el segundo semestre, las importaciones totales del 2023 sean menores que las del año pasado.

En resumen, en el Club de Exportadores pensamos que el sector exterior sí tendrá una aportación positiva, pero pequeña, a nuestro PIB por el dinamismo de nuestras ventas de servicios al exterior y por la caída de las importaciones.

¿Qué va a pasar a medio plazo? Esto será objeto de otro artículo en próximos números de la Revista Electrónica. Pero sí podemos anticipar que, si queremos que no sigamos perdiendo cuota del mercado mundial de bienes, tendrá que haber ajustes en la política económica que simplifiquen la regulación, mejoren el tratamiento fiscal y se acometan reformas para soslayar los problemas estructurales de la exportación española.

Artículo exclusivo para Club de Exportadores e Inversores Españoles.

Perspectivas inciertas del sector exterior en un año complicado

Por Enrique Fanjul, socio de Iberglobal, miembro del Comité de Reflexión del Club de Exportadores y del Observatorio de Inteligencia para la Internacionalización

Este artículo pertenece al nº18 de la revista electrónica: “Proyección exterior de la economía española”. Haz clic aquí para leer la revista electrónica completa.

 

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El sector exterior de la economía española ha dado muestras de un extraordinario dinamismo en los últimos tiempos, manteniendo altas tasas de crecimiento tanto en la exportación de bienes como de servicios. Sin embargo, en los últimos meses han aparecido signos de desaceleración, en particular en la exportación de bienes. La coyuntura internacional presenta serias complicaciones. El dinamismo del sector exterior se enfrenta pues a amenazas, y requiere que se le preste atención.

Como punto de partida conviene resaltar que el sector exterior ha sido en los últimos años el motor clave del crecimiento de la economía española. Como se puede ver en el gráfico adjunto, el sector exterior ha aportado 2,3 puntos al crecimiento del PIB entre fines de 2019 y principios de 2023, compensando buena parte de la contribución negativa de los componentes de la demanda interna.

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Fuente: Raymond Torres, “El modelo exportador español”, Funcas.

Las exportaciones de bienes y servicios han representado en 2022 el 41% del PIB (frente a un 35% en 2019). En 2022 las exportaciones de bienes registraron un crecimiento muy alto, del 22,9% (aunque hay que tener en cuenta que se trata de un dato en términos nominales; buena parte de ese crecimiento se debió al aumento de los precios).

Están apareciendo signos de desaceleración. En abril de este año las exportaciones de bienes cayeron un 6,3% en relación con el mismo mes de 2022 (en el que habían crecido un 21,2% respecto a 2021). En mayo se ha vuelto a producir un nuevo descenso, del 3,1%.

En el periodo enero-mayo la tasa de crecimiento de las exportaciones de bienes ha retrocedido del 24,4% en 2022 al 6,4% en 2023. En todo caso, como las importaciones han caído (-1,4% en enero-mayo de 2023 respecto al mismo periodo de 2022), el déficit comercial se ha reducido de manera sustancial en ese periodo, de 26.569 a 14.065 millones. A pesar de la desaceleración, el comercio exterior de bienes ha mejorado, por el momento, su contribución al crecimiento económico.

Esta evolución de exportaciones e importaciones es lógica teniendo en cuenta la desaceleración de la economía internacional, y en especial de las economías europeas, que son el destino de las tres cuartas partes de las exportaciones de bienes (una concentración, por cierto, que sigue aumentando). Además, es un fenómeno que se está produciendo en la mayoría de las economías de la UE (para más detalle se puede ver la Nota ejecutiva del Informe Mensual de Comercio Exterior de la Secretaría de Estado de Comercio).

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Fuente: Nota ejecutiva de comercio exterior de la Secretaría de Estado de Comercio

Las incertidumbres del contexto global

Cara al futuro, el contexto internacional va a desempeñar un papel determinante. Destacaría en especial tres condicionantes:

  • El crecimiento económico en los países desarrollados, y en especial en los europeos. Aquí se plantean incertidumbres importantes. ¿Cómo evolucionará la inflación? En función de esta evolución, ¿qué política monetaria aplicarán los bancos centrales, que influirá a su vez sobre el crecimiento de las economías?

Como es bien sabido, existen a grandes rasgos dos líneas de pensamiento al respecto: los “halcones” que consideran que es prioritario controlar la inflación y que todavía estamos lejos de alcanzar este objetivo, por lo que deben proseguir los aumentos de tipos de interés, aunque ello repercuta negativamente sobre la actividad económica; y los que piensan que la inflación está en vías de ser controlada, y que hay que abandonar la política monetaria restrictiva, con el fin de no dañar el crecimiento.

  • La desaceleración de la economía china, una desaceleración que se ha consolidado en los últimos meses de manera clara. En el segundo trimestre de 2023 la economía china apenas ha crecido el 0,8% intertrimestral (frente al 2,2% del primer trimestre). Las exportaciones chinas han caído en junio un 12,4% en relación con el mismo mes de 2022. El paro juvenil ha alcanzado una cifra récord. Al contrario que en otras economías, los precios han tenido un crecimiento cero en junio, y la economía china está bordeando la deflación.

El objetivo del gobierno de un crecimiento del 5% para 2023 no parece alcanzable si se mantienen estas tendencias. Crecen las voces de los que piensan que China debe adoptar ambiciosas políticas de estímulos monetarios y fiscales. ¿Terminará inclinándose el gobierno chino por esta política de estímulos?

  • El tercer gran condicionante es obvio: la guerra de Ucrania. Aquí la incertidumbre es muy elevada. Pero por el momento no hay visos de una terminación de la guerra en el corto plazo.

¿Y qué se puede hacer ante estas incertidumbres? La respuesta inmediata es tomar medidas para apoyar el sector exterior, para que éste mantenga en la mayor medida de lo posible su papel de motor del crecimiento. Se trata de medidas que promuevan la competitividad de las empresas, que eliminen las desventajas con las que se enfrentan a la hora de competir con empresas de otros países, etc. La referencia clave a este respecto se encuentra en el documento de propuestas que ha hecho público recientemente el Club de Exportadores, “El sector exterior de la economía española: situación actual, retos y propuestas”.

Artículo exclusivo para Club de Exportadores e Inversores Españoles.

Internacionalización y competitividad: el círculo virtuoso

Por Enrique Fanjul, socio de Iberglobal, miembro del Comité de Reflexión del Club de Exportadores y del Observatorio de Inteligencia para la Internacionalización

Este artículo pertenece al nº17 de la revista electrónica: “Proyección exterior de la economía española”. Haz clic aquí para leer la revista electrónica completa.

 

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Además de expandir la actividad y el negocio, la actividad internacional es una vía para promover la competitividad de las empresas. La mayor competitividad promueve a su vez mayores exportaciones y actividad internacional en general. Se genera así un círculo virtuoso internacionalización-competitividad.

¿Qué buscan las empresas al internacionalizarse? Lo primero en lo que se piensa como motivo para la internacionalización de la empresa es el aumento de ventas, producción, empleo, beneficios, inversión, etc.

Pero la internacionalización también es una vía para ganar competitividad. La empresa internacionalizada entra de esta forma en un círculo virtuoso: la internacionalización le permite aumentar su competitividad, esta ganancia de competitividad le facilita aumentar las ventas e inversiones en los mercados internacionales, lo cual a su vez continúa favoreciendo el crecimiento de la competitividad.

¿Cómo favorece la internacionalización la competitividad de una empresa?

En primer lugar, la internacionalización puede favorecer una reducción de costes. La empresa puede encontrar suministros más baratos en los mercados internacionales. O puede trasladar parte de su proceso productivo a localizaciones con mejores condiciones de costes (en primer lugar, laborales; ésta ha sido la razón clave para la deslocalización de numerosas empresas en las últimas décadas).

En segundo lugar, el aumento del volumen de producción que representa la exportación puede permitir a la empresa aprovechar economías de escala, produciendo con menores costes unitarios.

En tercer lugar, la internacionalización obliga a la empresa a someterse a la disciplina de los mercados internacionales. Ya no hay que competir sólo con las empresas del propio país, sino con empresas de todo el mundo. Esto obliga a la empresa a buscar mejoras en su funcionamiento, a innovar en sus procedimientos de gestión. No es lo mismo competir a nivel nacional que competir con empresas de numerosos países. La empresa internacionalizada siente la presión para innovar, para ser más competitiva, para mejorar su organización y gestión.

En cuarto lugar, la internacionalización es una vía para aprender de empresas de otros países. Por un lado, de los propios clientes o de los suministradores. La empresa que sale a los mercados internacionales tiene oportunidad de conocer cómo trabajan las empresas de zonas muy diversas del mundo, y puede sacar lecciones provechosas de este conocimiento.

Son muchas las empresas que se han iniciado de hecho en la internacionalización a través de la importación. Esa primera actividad internacional les ha permitido contactar con empresas suministradoras extranjeras, y a través de esta relación han aprendido. Eso las ha estimulado a dar luego sus primeros pasos en la exportación.

Por otra parte, hay mucho que aprender de los competidores: cómo son sus estrategias, de marketing, de producción, de alianzas locales, en fin, de innumerables aspectos. Incluso en los fracasos, en los contratos perdidos frente a competidores internacionales, se pueden extraer lecciones que en el futuro pueden contribuir a obtener éxitos.

En quinto lugar, la internacionalización es una vía para acceder a nuevas fuentes de talento, nuevas tecnologías, nuevos métodos de gestión, nuevos canales de comercialización, más eficientes que los empleados antes de abrirse al exterior.

En resumen, son diversas las vías a través de las cuales la actividad internacional impulsa la competitividad.

Desde hace tiempo es frecuente escuchar que la internacionalización es una necesidad irreversible para la empresa. Conviene sin embargo tener claros los motivos por los que hay que internacionalizarse. Crecer, aumentar el volumen de negocio, es un motivo básico, sin duda.

Pero otro motivo fundamental es que la internacionalización es una vía para ganar competitividad. Entrar en ese círculo virtuoso de internacionalización-competitividad es un camino sólido para la prosperidad de las empresas y de la sociedad en general.

Artículo exclusivo para Club de Exportadores e Inversores Españoles.

Radiografía de la empresa exportadora española

Por Enrique Fanjul, socio de Iberglobal y miembro del Comité de Reflexión sobre Internacionalización del Club de Exportadores

Este artículo pertenece al nº16 de la revista electrónica: “Proyección exterior de la economía española”. Haz clic aquí para leer la revista electrónica completa.

 

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Es bien conocido el papel relevante que ha desempeñado el sector exterior de la economía española en estos últimos años. En particular, el dinamismo de las exportaciones ha contribuido de manera decisiva al crecimiento económico. Son muchas las incertidumbres que se ciernen hoy en día sobre la economía internacional y por tanto sobre la economía española y su sector exterior. Pero es de esperar que este dinamismo exportador se mantenga en un futuro.

Conocer las características del sector exportador es conveniente. En primer lugar, como un paso previo para que las empresas puedan ajustar sus estrategias de actuación en los mercados internacionales, y las Administraciones Públicas sus políticas de internacionalización.

Sobre las características de las empresas exportadoras hay que reseñar la reciente publicación de un interesante trabajo, “Las características de la empresa exportadora española (2020)”, elaborado por la Subdirección General de Estudios y Evaluación de Instrumentos de Política Comercial de la Secretaría de Estado de Comercio, publicado en el Boletín Económico de ICE, que se enmarca en una línea de excelentes trabajos que viene publicando este departamento de la Administración.

Son muchas las conclusiones que pueden extraerse del trabajo citado (que utiliza datos de 2020). Mi objetivo en esta nota es esquematizar una serie de características de las empresas exportadoras españolas (algunas de esas características son conocidas; otras, no tanto). Avanzo las conclusiones que me parecen más significativas:

  • Una estrecha interrelación entre exportación e importación, resultado de la integración de las empresas exportadoras en las cadenas internacionales de valor.
  • Un peso determinante en la exportación de las empresas multinacionales (extranjeras y españolas), es decir, empresas que tienen presencia en diversos países.
  • La relevancia del tamaño empresarial. La propensión a exportar aumenta con el tamaño. A medida que aumenta el tamaño, aumenta igualmente el número de destinos en la actividad exportadora de las empresas.
  • La fuerte concentración empresarial: un número reducido de empresas representa la mayor parte de la exportación.
  • Las grandes empresas exportadoras tienen un fuerte compromiso con su actividad exterior, a la que dedican una parte muy importante de su facturación.
  • La práctica totalidad de la exportación es realizada por exportadores regulares.

El vínculo exportación-importación

Una mayoría de las empresas exportadoras son a la vez importadoras. Tres cuartas partes (el 75,6 %), de las empresas exportadoras son al mismo tiempo importadoras. Además, estas empresas son responsables de la práctica totalidad de las exportaciones (del 98,6 %).

Este hecho refleja la integración de las empresas exportadoras en las cadenas de valor internacionales: exportan, pero en sus procesos productivos emplean inputs que proceden del exterior.

El peso de las empresas multinacionales

Las empresas que se pueden calificar como multinacionales (de propietarios extranjeros en España o de propietarios nacionales que tienen filiales en el exterior) son responsables de una parte mayoritaria de la exportación.

El 40,3% de la exportación corresponde a empresas que son propiedad de extranjeros.

En cuanto a las empresas que tienen propietarios nacionales, las que tiene filiales en el exterior representan sólo el 2,2% del total de las empresas exportadoras, pero son responsables del 27,5 % de la cifra de exportaciones.

En resumen, las empresas multinacionales (de propiedad extranjera o de propiedad nacional, pero con filiales en el extranjero), que suponen sólo el 6,4% de las empresas exportadoras, aportan un 67,7% del total de la exportación.

El tamaño empresarial como determinante

El tamaño de la empresa es un determinante clave de la actividad exportadora. Como señala el trabajo en el Boletín Económico de ICE, “la inmensa mayoría de empresas exportadoras españolas son pymes (por debajo de 250 asalariados), en concreto el 98,4 % en 2020. Sin embargo, en términos de valor exportado, su importancia es menor, ya que representan únicamente el 43,6 % del total, frente al 56,4 % de la gran empresa” (gran empresa: 250 o más asalariados).

La propensión a exportar aumenta con el tamaño de la empresa (la propensión exportadora se define como el cociente entre el número de empresas exportadoras y el número total de empresas). “En todas las ramas de actividad, la probabilidad de exportar aumenta con el tamaño de la empresa”. “Dentro de la industria manufacturera, el 93,4 % de las grandes empresas exportan, porcentaje que cae al 80,1 en la mediana empresa, al 55,0 en la pequeña y al 12,8 en la microempresa”.

Este factor explica en buena medida el algo grado de concentración empresarial de la exportación: “las 20 principales empresas exportadoras son responsables de más de un cuarto de las exportaciones españolas en 2020 (25,1 %), las de las 500 empresas principales superan con creces la mitad de las exportaciones (57,8 %), y las de las 1.000 principales superan los dos tercios (67,0 %)”.

Esta característica del tamaño empresarial como determinante de la propensión a exportar, y como consecuencia del elevado peso que tienen en la exportación un número reducido de grandes exportadores, ha sido analizada en una Nota Técnica publicada por el Club de Exportadores, “Grandes exportadores en España: principales características”, y en el artículo «La importancia de los grandes exportadores en el sector exterior español», de Antonio Bonet y Juan de Lucio.

Orientación geográfica

El tamaño empresarial también tiene una influencia determinante en la orientación y diversificación geográfica de las exportaciones. En lo que se refiere al primer aspecto, “a medida que aumenta el tamaño de la empresa el porcentaje de exportaciones a la UE va descendiendo, desde el 70,5 % de la microempresa hasta el 59,6 % de la gran empresa”.

En lo que se refiere a la diversificación geográfica, el 29,8% de las empresas exportadoras exportaron a un solo país, pero sus exportaciones sólo representaron el 2,2% del total. Una parte mayoritaria de la exportación, el 71,3 % del total, es realizada por empresas que exportan a 20 o más destinos.

Las grandes empresas representan el grueso de la exportación, y además exportan a numerosos destinos, mientras que los pequeños exportadores tienen una tendencia mucho mayor a exportar a un solo país.

Intensidad exportadora

Por intensidad exportadora se entiendo el peso de las exportaciones en la facturación total de la empresa.

Los datos nos muestran, según indica el trabajo citado, que “un elevado grado de compromiso de las empresas con los mercados exteriores parece un factor clave para la exportación española. Las empresas que destinan más de la mitad de su facturación a la exportación representan la mayor parte del valor total exportado, aunque son un porcentaje minoritario del total de empresas exportadoras”.

En suma, para las empresas que tienen un gran peso en la exportación, las ventas exteriores representan una parte muy importante de su actividad: “La mayor parte del valor exportado (56,4 %) es realizado por las empresas para las que las exportaciones suponen más de la mitad de su cifra de negocios”.

Regularidad exportadora

El fuerte compromiso con la actividad exterior se refleja también en las cifras de empresas exportadoras regulares (aquellas que han exportado en los últimos cuatro años) y su peso en el total de la exportación: la práctica totalidad de la exportación (el 96,2%) es realizada por exportadores regulares.

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Fuente: “Las características de la empresa exportadora española (2020)”, Subdirección General de Estudios y Evaluación de Instrumentos de Política Comercial de la Secretaría de Estado de Comercio.

En este aspecto también se constata una fuerte incidencia del tamaño. La tasa de regularidad exportadora (tasa de regularidad entendida como el porcentaje que representan las empresas exportadoras regulares en relación con el total de las empresas exportadoras) aumenta con el tamaño empresarial, y va desde un 34,7 % en las microempresas exportadoras hasta el 83,7 % en las grandes empresas.

Artículo exclusivo para Club de Exportadores e Inversores Españoles.

La dualidad de la empresa exportadora española

Por Enrique Fanjul, socio de Iberglobal y miembro del Comité de Reflexión sobre Internacionalización del Club de Exportadores

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Las buenas cifras de la evolución reciente de las exportaciones españolas de bienes y servicios (y dentro de estos últimos, tanto de los servicios turísticos como de los no turísticos) oscurecen algunas características relevantes.

En concreto, en este artículo voy a comentar lo que puede considerarse una de las características “estructurales” más significativas de las empresas exportadoras españolas de bienes: su dualidad.

Por dualidad me refiero a la coexistencia de una amplia masa de empresas que exportan muy poco y de forma irregular, junto a un grupo, mucho más reducido, de empresas que exportan de forma regular y que concentran el grueso de la exportación.

A este tema se referían, en un artículo publicado en el anterior número de esta revista, Antonio Bonet y Juan de Lucio, “La importancia de los grandes exportadores en el sector exterior español”. En el artículo se analiza el peso determinante que un número reducido de grandes empresas exportadoras tienen en la exportación española: los 1.000 mayores exportadores de bienes aglutinan dos terceras partes de la exportación total, y los 100 mayores son responsables del 39%.

En el cuadro adjunto se ofrecen algunos datos, correspondientes a 2022, que ilustran esta dualidad.

Para comprender la importancia –cuantitativa- de esa masa de empresas que exportan poco y de forma esporádica basta tener en cuenta que un 62% de las empresas exportadoras (en concreto 117.621, sobre un total de 189.573) exportaron menos de 5.000 euros, es decir, una cifra muy escasa.

Empresas exportadoras de bienes, datos de 2022

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Fuente: Perfil de los Exportadores Españoles – ICEX

Los exportadores regulares (es decir, los que han exportado durante los últimos cuatro años), que dan una medida del peso que tienen las empresas que exportan de forma estable, fueron 57.321. De ellos, menos de la mitad (26.068) exportaron más de 50.000 euros.

Empresas que “salen” y “entran” en la actividad exportadora

Pero otro dato muy revelador de la irregularidad de la actividad exportadora en muchas empresas es que en ese año 2022 hubo 140.522 empresas que interrumpieron su actividad exportadora. Es una cifra que equivale a las tres cuartas partes de las 189.573 empresas que exportaron.

Y, por otro lado, hubo un total de 94.875 empresas “nuevas”, que en 2022 iniciaron o reiniciaron su actividad exportadora.

El otro lado de la moneda, como ya he apuntado, lo tenemos en la fuerte concentración de la exportación en un número muy reducido de empresas. Como se puede ver en el cuadro, y complementando los datos del artículo de Bonet y de Lucio, 50 empresas son responsables de casi un tercio de las exportaciones de bienes. Y los 500 mayores exportadores, del 58,7% de la exportación.

Es resumen, en 2022 hubo 189.573 empresas exportadoras. Pero hubo otras 140.522 empresas que habían exportado el año anterior y que en 2022 dejaron de exportar. Y 94.875 empresas que no habían exportado en 2021 pero sí lo hicieron en 2022.

Y de esos cerca de 190.000 operadores que exportaron en 2022, un grupo de sólo 500 fueron responsables de cerca del 60% de la exportación.

En lo que se refiere a la concentración, no ha habido una modificación sustancial a lo largo del tiempo. Así, las 500 mayores empresas exportadoras representaron un 59% del total de la exportación en 2011, un porcentaje similar al de 2022.

El tamaño como condicionante

Detrás de estos hechos se encuentra la relevancia que tiene el tamaño como condicionante de la actividad exportadora de las empresas (y, con carácter previo a ésta, como condicionante de su competitividad y disponibilidad de recursos para financiar una actividad internacional).

¿Qué conclusiones básicas cabe extraer de estos datos? Yo destacaría dos. Por un lado, la necesidad de valorar con prudencia los datos globales sobre exportación y empresas exportadoras. Las cifras globales pueden resultar un tanto engañosas. Como hemos visto, para más de los dos tercios de las empresas que figuran en las estadísticas la exportación no es una actividad regular, sino esporádica.

Un dato positivo es que la tendencia de los últimos años de aumento de las empresas exportadoras regulares es un dato alentador. Los exportadores regulares han pasado de 50.568 en 2012 a 57.321 en 2022.

El crecimiento del número de exportadores regulares marca el camino para la ampliación de la base exportadora de la economía española. En mi opinión esta tendencia de crecimiento se mantendrá en los próximos años, por un motivo sencillo: las empresas españolas, o buena parte de ellas, han comprendido y asumido que la exportación es una actividad vital para su desarrollo, y en muchos casos para su supervivencia. Las crisis de los últimos años, desde la Gran Recesión, han puesto claramente de relieve que han sido las empresas que estaban internacionalizadas las que han podido afrontar mejor las consecuencias de estas crisis.

Artículo exclusivo para Club de Exportadores e Inversores Españoles.

La importancia de los grandes exportadores en el sector exterior español

Por Antonio Bonet, presidente del Club de Exportadores e Inversores, y Juan de Lucio, profesor de Economía de la Universidad de Alcalá.

Este artículo pertenece al nº14 de la revista electrónica: “Proyección exterior de la economía española”. Haz clic aquí para leer la revista electrónica completa.

 

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Una Nota Técnica recientemente aprobada por el Comité de Reflexión sobre Internacionalización del Club de Exportadores ha puesto de manifiesto la importancia que tienen en el conjunto de la exportación española de bienes los mayores exportadores. Los profesores de Lucio, Mínguez, Minondo y Requena, autores de la mencionada Nota Técnica, señalan que los 1000 mayores exportadores de bienes aglutinan dos terceras partes de la exportación total, y que los 100 mayores fueron responsables del 38%. Y esto ocurre desde el año 1997 sin apenas alteración. Es evidente que esta excesiva concentración de la exportación en muy pocas empresas supone un elevado riesgo para el sector exterior español, que ha sido quien ha liderado nuestro crecimiento económico desde hace muchos años. ¿Qué ocurriría si cerrasen algunas de estas 100 o 1000 empresas? ¿O si decidiesen deslocalizar la producción y llevársela desde España a otros países que tuvieran un sistema económico con menos incertidumbres regulatorias o un tratamiento fiscal más favorable o un entorno político menos hostil hacia las empresas? ¿Qué pasaría con el empleo, la producción y la recaudación? ¿Cómo afectaría al saldo exterior? Ante este riesgo, parece que convendría repensar nuestra política de internacionalización y reorientarla.

La mencionada Nota Técnica profundiza en los efectos que tiene la excesiva concentración en muy pocos exportadores no solo a nivel agregado, sino también por países de destino. Los 100 mayores exportadores son responsables, también desde hace 25 años, de más de la mitad de las exportaciones a los 10 principales países de destino de nuestras ventas al exterior. por productos se observa una situación similar. Entre el 50% y el 80% de las exportaciones de los 10 principales sectores de exportación (medidos por capítulos del arancel) la realizan únicamente esas 100 empresas. Este sería el caso por ejemplo del sector automóvil, o el de bienes de equipo, o el de plásticos y sus manufacturas o el de prendas de vestir. Una consecuencia de ello es que España perdería la ventaja comparativa en el 45% de las exportaciones si el principal exportador de cada sector desapareciese. El espectacular crecimiento de la exportación total de bienes, que se ha cuadruplicado en los últimos 25 años, también se debe en gran parte a los mayores exportadores; los 100 primeros del ranking han sido responsables de la mitad de ese elevado crecimiento.

La política de promoción de exportaciones españolas de los últimos años ha puesto especial énfasis en diversificar la base exportadora e incorporar a pymes a la internacionalización. Es justo reconocer el éxito obtenido en cuanto al número de empresas que han iniciado su aventura exterior. En efecto el número de empresas que han vendido productos al exterior ha pasado de 63.000 en el año 1997 a 235.000 en 2021. Pero la concentración en los mayores 100 o 1000 exportadores no ha disminuido. Si se analiza más en detalle la actividad internacional de todas estas empresas, se aprecia que en 2022 únicamente 60.000 han exportado de forma regular (cuatro años consecutivos). Y si se mira al valor de lo exportado, únicamente 25.000 de esos exportadores regulares han vendido al exterior más de € 50.000 anuales, que es a todas luces una cantidad muy pequeña; en muchos productos esa cifra sería un contenedor al año aproximadamente.

El problema está en que el tamaño de la gran mayoría de nuestras empresas exportadoras es muy pequeño. Por ello, parecería conveniente añadir un elemento más a la política de promoción de exportaciones: facilitar que haya más exportadores grandes. Para esto se pueden aplicar políticas específicas para los exportadores y también políticas generales de aumento del tamaño empresarial. Entre las primeras, sería necesario que se incentive a las empresas pequeñas y medianas que ya están exportando de forma habitual para que alcancen mayores volúmenes de ventas en los mercados exteriores. Esto se podría conseguir, por ejemplo, dotando con mayores recursos a las políticas de apoyo oficial a la exportación, y otorgando prioridad en el uso de los instrumentos de apoyo oficial financiero, promocional, de formación y de información a los exportadores habituales que tengan planes de crecimiento internacional. Y también reforzando las políticas de atracción de inversión extranjera, con actuaciones específicas para empresas internacionales que puedan desarrollar actividades exportadoras desde nuestro país. Hay numerosos estudios que muestran que las empresas de capital extranjero representan un porcentaje elevado de nuestra exportación total de bienes. Esto se explica, entre otras razones, porque están más integradas en las cadenas globales de valor.

Mencionábamos arriba que es importante también diseñar políticas generales de apoyo al crecimiento empresarial. Multitud de estudios señalan que las empresas de mayor tamaño tienen una mayor propensión a exportar, además de ser más innovadoras, más resilientes y crear empleo de más calidad. Algunas de estas políticas generales serían de carácter regulatorio, para dejar de penalizar el crecimiento de las pequeñas empresas, como por ejemplo elevar el umbral de trabajadores, desde los 50 actuales, para que sea obligatorio que la empresa tenga “comité de empresa”. O subir a €20 millones la facturación empresarial, desde los actuales € 6 millones, para que las declaraciones a Hacienda sean mensuales en lugar de trimestrales. Estas modificaciones regulatorias no tendrían coste presupuestario. Pero también habría que diseñar políticas activas para promover que las empresas crezcan. Por ejemplo, mediante incentivos fiscales o de otro tipo para fomentar las fusiones de pymes. Y en el caso de las empresas medianas y grandes es preciso facilitar que reinviertan sus beneficios, para aumentar su tamaño, para lo cual es necesario reducir incertidumbres regulatorias y no aumentar su carga impositiva y de cuotas a la seguridad social, entre otras medidas.

En definitiva, no se trata de abandonar las políticas encaminadas a ampliar el número de exportadores y a hacer crecer el volumen total de exportación de bienes, sino de fomentar la presencia de un mayor número de grandes empresas exportadoras. Pensamos que, a medio plazo, es factible conseguir, por ejemplo, que los mayores 100 únicamente supongan una cuarta parte del valor total de la exportación española o que los 1000 mayores sean responsables solo de la mitad. Para ello habría que elaborar políticas generales que no penalicen el crecimiento empresarial, sino que lo promuevan y también políticas específicas para incentivar a los pequeños exportadores actuales a que aumenten considerablemente su volumen de ventas al exterior.

Artículo exclusivo para Club De Exportadores e Inversores.