El tamaño empresarial importa en el sector exterior

Tribuna de Antonio Bonet, presidente del Club de Exportadores e Inversores Españoles, y Juan de Lucio, profesor de Economía de la Universidad de Alcalá
Expansión
6 de abril de 2023

Para cualquier sociedad, contar con empresas de gran tamaño, constituye una garantía de estabilidad económica y una promesa de desarrollo en el medio y largo plazo. No solo están en disposición de incrementar su propia posición competitiva por su mayor fortaleza financiera y capacidad de innovación, sino que ejercen un papel de arrastre para las compañías con las que se relacionan a lo largo de toda su cadena de valor.

En el sector exterior, el impacto positivo de las grandes empresas resulta también evidente. Una Nota Técnica del Club de Exportadores e Inversores realizada por los profesores Juan de Lucio, Raúl Mínguez, Asier Minondo y Francisco Requena pone de relieve el enorme peso que tienen los mayores exportadores. Durante el periodo comprendido entre 1997 y 2021 las 1.000 mayores empresas exportadoras realizaron dos terceras partes de la exportación total; y las 100 mayores fueron responsables del 38%. Además, el estudio revela que estas proporciones se han mantenido casi inalteradas durante los últimos 25 años.

Esta elevada concentración se produce no solo a nivel agregado, sino también por países de destino de la exportación. Los mayores 100 exportadores aglutinan más de la mitad de las exportaciones a los principales 10 países de destino de nuestras ventas al exterior. Por sectores, también hay una muy elevada concentración. Los 100 mayores exportadores representan más de dos terceras partes, de media, de los 10 principales sectores, como por ejemplo prendas de vestir, automóvil, o bienes de equipo. Una consecuencia de ello, como señala el estudio, es que España perdería la ventaja comparativa en el 45% de las exportaciones si el principal exportador de cada sector desapareciese.

La Nota Técnica mencionada muestra que el papel de estas grandes empresas exportadoras ha sido también clave en el crecimiento de nuestro comercio exterior, en tanto que casi la mitad del aumento experimentado por nuestras exportaciones en ese periodo se ha debido a las 100 primeras empresas del ranking. Asimismo, señala otro rasgo característico de nuestra estructura exportadora: la baja rotación de empresas que se observa en los puestos de mayor volumen de exportación. Baste señalar que, a lo largo de los últimos 25 años, 365 empresas han concentrado aproximadamente el 45% de las exportaciones totales de bienes.

La política de promoción de exportaciones que se ha seguido en España durante estos últimos 25 años ha otorgado prioridad a aumentar tanto la base exportadora, como el volumen total de exportaciones. En ambos casos cabe señalar el éxito obtenido. El valor total de la exportación de bienes ha alcanzado € 389.000 en 2022, es decir se ha multiplicado por cuatro desde el año 1997. En cuanto a la base exportadora también se ha multiplicado por cuatro en ese periodo, pasando de 63.000 empresas en el año 1997 a los 235.000 en 2021. Pero la concentración en los mayores 100 o 1000 exportadores no ha disminuido. Lo cierto es que la inmensa mayoría de los exportadores son empresas de pequeña dimensión que apenas aportan al volumen agregado de exportación española. De hecho, en 2021 únicamente 25.000 empresas, apenas una décima parte del número total de exportadores regulares, venden al exterior más de 50.000 euros al año.

Es decir, se ha conseguido aumentar muy significativamente tanto el volumen total de exportación como el número de empresas exportadoras, pero no se ha conseguido reducir la elevada concentración. Por tanto, y a la vista de este análisis, cabría plantearse la posibilidad de introducir algunos ajustes en nuestra política de internacionalización; fomentar la presencia de un mayor número de grandes empresas exportadoras debe ser también un elemento a considerar en el diseño de estas políticas.

Se trataría, como objetivo prioritario a medio y largo plazo, de favorecer el crecimiento sostenido en el tiempo de empresas que pueden lograr volúmenes significativos de exportación. En este terreno, pensamos que deberían estudiarse actuaciones de carácter transversal que estimulen el crecimiento empresarial con incentivos de carácter fiscal y laboral o que promuevan fusiones empresariales. Lo más sencillo serían cambios regulatorios, que además no tienen coste presupuestario, que eliminen barreras fiscales y laborales para que las empresas ganen tamaño.

Asimismo, sería necesario diseñar actuaciones específicas enfocadas a la captación de grandes empresas internacionales que pudiesen desarrollar su actividad exportadora desde España. No podemos olvidar que la inversión extranjera también constituye un gran impulso a la exportación, en la medida en que las empresas de capital extranjero desarrollan una intensa actividad exportadora.

En paralelo a estas actuaciones, la puesta en marcha de medidas que proporcionen estabilidad a las empresas de mayor dimensión debería ser otro de los objetivos de la política económica. En este sentido, parecería oportuno identificar actuaciones que permitan aumentar la seguridad jurídica reduciendo la incertidumbre regulatoria, así como no penalizarlas fiscalmente. Igualmente, sería importante generar el contexto adecuado para que se produzcan los efectos de arrastre tanto en empresas de bienes como de servicios para que se promueva en nuestro país la ampliación y diversificación del tejido empresarial exportador.

Finalmente, conviene no abandonar las políticas encaminadas a aumentar la base exportadora, que tan buenos resultados han tenido, pero incentivando que los exportadores regulares aumenten de tamaño y crezcan más sus exportaciones. Se trataría de que junto con las políticas que promueven que las pequeñas y medianas empresas ganen tamaño se incentive a las que ya están exportando de forma habitual para que algunas alcancen grandes volúmenes de ventas en los mercados exteriores.

De lo expuesto se puede concluir también que pequeñas modificaciones de la política económica que afecten el comportamiento de las empresas de mayor dimensión pueden tener efectos importantes para nuestro sector exterior y la economía en general. Por el contrario, políticas más amplias, con impacto sobre muchas pequeñas empresas, pueden generar un menor impacto en términos agregados a nuestro sector exterior si las empresas grandes permanecen al margen y ninguna de las empresas pequeñas beneficiadas por estas políticas consigue alcanzar tamaños elevados.