Perspectivas del sector exterior español para 2023

Por Antonio Bonet, presidente del Club de Exportadores e Inversores Españoles

Este artículo pertenece al nº12 de la revista electrónica: “Proyección exterior de la economía española”. Haz clic aquí para leer la revista electrónica completa.

 

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exportaciones

El año pasado el sector exterior de la economía española tuvo un buen comportamiento a pesar de las enormes dificultades e incertidumbres que sufrió la economía mundial. Pero también ha dado muestras de ciertas debilidades. En la parte positiva hay que destacar que hemos batido récords de exportación; en la parte negativa, el superávit de la balanza de pagos por cuenta corriente se ha reducido de forma preocupante.

Con datos enero-octubre del 2022 la exportación española de bienes alcanzó un nuevo récord histórico (y todo parece indicar que cuando se publiquen datos del año completo se confirmará dicha cifra). Esto supone que nuestra exportación de bienes lleva creciendo de forma ininterrumpida, superando el volumen del año precedente, desde el año 2009.

Pero el tradicional déficit de la balanza comercial ha sido considerablemente más elevado; el más alto (con datos de enero a octubre) desde el año 2008. La tasa de cobertura ha caído drásticamente hasta el 84%. Afortunadamente la exportación de servicios, especialmente los no turísticos, pues el turismo aún no ha recuperado niveles prepandemia, creció el año pasado. Esto significa que la balanza de pagos por cuenta corriente ha seguido siendo positiva, aunque su saldo ha caído sustancialmente. Si el saldo hubiera sido negativo, el sector exterior de la economía española hubiera dejado de ser el motor de la economía española, para pasar a convertirse en un lastre.

Recién comenzado el año 2023 podemos preguntarnos como esperamos que se comporte el sector exterior durante este año. La respuesta dependerá de dos cuestiones. Por una parte lo que suceda en la economía mundial y, por otro, nuestra oferta exportable.

Los condicionantes de la economía mundial

Los principales problemas que afectaron a la economía mundial en 2022 van a continuar en 2023, aunque muchos analistas pronostican que irán reduciéndose. En primer lugar la guerra de Ucrania, que ha supuesto una notable escasez de alimentos, insumos para la agricultura y la ganadería, gas y petróleo, ciertos minerales estratégicos, no ha terminado.

En segundo lugar, las secuelas de la pandemia, es decir tensiones en las cadenas de suministro de ciertos insumos y productos intermedios, van a continuar aunque amortiguándose. En tercer lugar, la inflación parece que ha tocado techo, pero los organismos internacionales pronostican que este año de 2023 continuará siendo elevada y los tipos de interés también. Finalmente, el abandono por China de la política de “Covid cero” genera mucha incertidumbre. Podría suceder que la plaga se extienda por el país y que obligue a restringir drásticamente la actividad económica, alimentando los problemas de las cadenas de suministro que viene sufriendo la economía mundial. Pero si no ocurriese esto, y China volviera a la normalidad, la inflación mundial podría aumentar debido a que crecería la demanda china de petróleo, minerales y materias primas. En resumen, el presente año 2023 se presenta con incertidumbres geoestratégicas y, como han señalado todos los organismos internacionales, con una recesión a nivel mundial más severa en algunas regiones que en otras.

En cuanto a nuestra oferta exportable, abstrayéndonos de los trastornos provocados por la pandemia, se aprecia que el crecimiento de nuestra exportación de bienes y servicios lleva ralentizándose varios años. De hecho estamos perdiendo, de forma lenta pero constante, cuota de mercado mundial. Esto puede deberse tanto a ciertos problemas estructurales que padece nuestra exportación como a pérdida de competitividad internacional de nuestra economía.

Entre los problemas estructurales de nuestra exportación me gustaría hacer referencia en este artículo a dos de ellos. Excesiva concentración de nuestra exportación de bienes en Europa, a quien destinamos el 75 % de nuestras ventas exteriores de productos, porcentaje que ha crecido ligeramente desde el año 2019. Otros destinos importantes para nuestra exportación, como Estados Unidos e Hispanoamérica, suponen cada uno casi un 5% de nuestras ventas al exterior. Si las economías europeas van a tener una recesión durante el año 2023 y América también tendrá un crecimiento muy escaso o incluso negativo, la demanda de países que suponen el 85% de nuestra exportación sufrirá. Y si además los tipos de interés van a continuar siendo elevados la demanda de bienes de consumo duradero como el automóvil y la de inversión como los bienes de equipo sufrirán especialmente. No debemos olvidar que ambos suponen el 33% de nuestra exportación.

Es decir, cabría esperar un comportamiento poco brillante, en volumen, de nuestra exportación de bienes durante este año. Sin embargo, en valor puede que volvamos a batir récords puesto que nuestras empresas han demostrado, especialmente durante el año pasado, que son capaces de repercutir a sus clientes exteriores subidas de costes.

El segundo problema estructural de la exportación al que nos referíamos es el escaso número de exportadores y la excesiva concentración de nuestra exportación de bienes en muy pocas empresas. Es cierto que el número de exportadores regulares viene creciendo desde hace ya varios años, pero aún sigue siendo muy insuficiente. En España solo tenemos 25.000 exportadores regulares que vendan al exterior más de € 50.000. Y las 1.000 mayores empresas exportadoras aglutinan dos terceras partes del total de la exportación. Cabe señalar que grado de concentración de los 1000 mayores exportadores continúa siendo del 66% desde principios de siglo.

Necesidad de reformas estructurales

Para hacer frente a estos problemas son necesarias reformas económicas estructurales que faciliten el aumento del tamaño medio de nuestras pymes. Es bien sabido que las empresas medianas tienen una mayor propensión a exportar, además de ser más productivas, invertir más en marca y en I+D&i y generar empleo de más calidad.

El déficit y la deuda pública que tiene España es insostenible salvo que se acometa una reforma en profundidad de las finanzas públicas o que se eleven sustancialmente los impuestos. Pero la carga fiscal (impuestos y cotizaciones sociales) que sufren nuestras empresas no solo ha aumentado en estos últimos años, sino que nos ha situado a la cabeza de nuestros principales competidores europeos. Y, por solo citar otra de las muchas reformas necesarias, es urgente simplificar la carga regulatoria y aumentar la seguridad jurídica.

¿Podemos esperar que durante este año se acometan reformas estructurales encaminadas a este fin? Lamentablemente no. El 2023 será un año marcado por la agenda electoral. Es bien conocido en periodo electoral ningún gobierno, independientemente de su signo político, suele acometer reformas profundas cuyos réditos solo se vislumbran en el medio plazo. Esperemos que sí se diseñen reformas estructurales profundas que empiecen a ponerse en marcha en el año 2024, para compensar o, al menos, mitigar la pérdida de competitividad internacional que estamos sufriendo.

Pero no todo son malas noticias. Todas las previsiones apuntan a que la exportación de servicios turísticos este año superará los niveles precovid. La exportación de servicios no turísticos también puede batir récords. Es decir, los servicios durante 2023 pueden compensar el aumento del déficit comercial que previsiblemente se producirá durante el presente año. La balanza de pagos por cuenta corriente continuará siendo positiva; es decir, el sector exterior continuará siendo motor del crecimiento aunque con menos intensidad que antes de la pandemia.

Y el principal protagonista será la empresa española internacionalizada, que ha demostrado tener la voluntad de poner en marcha las estrategias adecuadas para continuar y aumentar su presencia en los mercados internacionales. No nos olvidemos que la exportación representa una tercera parte de nuestro PIB.

 Artículo exclusivo para Club De Exportadores e Inversores.