Asean: próximo objetivo de la empresa española
Antonio Bonet (presidente del Club) y Ramón Gascón (coordinador del grupo de trabajo de Asean + 1 y miembro de la Junta Directiva del Club)
El Economista
3 de mayo de 2018
Mapa de la región de Asean. Fuente: Google Maps
Es indudable que el centro de gravedad de la economía mundial está girando hacia el Pacífico, y esta realidad debe llevarnos a reflexionar sobre el papel que las empresas españolas están jugando en esa vasta región, donde, además de gigantes como China o la India, se encuentra una serie de países reunidos en torno a la Asean (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, creada en 1967).
Se trata de diez países muy heterogéneos en cuanto a su población, nivel de renta, desarrollo económico y apertura comercial al exterior. Hablamos de Indonesia, Filipinas, Malasia, Singapur, Tailandia, Vietnam, Brunéi, Camboya, Laos y Myanmar. A pesar de las diferencias existentes entre sus miembros, Asean avanza hacia la construcción de una zona de libre comercio, con una población conjunta de unos 640 millones de habitantes (el doble que Estados Unidos) y un PIB de 2.500 millones de dólares (aproximadamente como la economía de Francia).
En los países de Asean, la presencia de potencias como Reino Unido, Alemania, Francia e incluso Italia lleva asentada desde hace muchos años. Por lo que se refiere a la presencia de España, los datos se encargan de demostrar que mantenemos una balanza comercial claramente deficitaria y que nuestra inversión allí es prácticamente inexistente.
En 2017 exportamos productos por valor de 3.200 millones de euros (apenas un 1,2% del total de nuestras ventas al exterior), mientras que las importaciones supusieron 8.200 millones. Hay que decir que en los últimos diez años hemos mejorado la tasa de cobertura, que ha pasado del 24% en 2007 al 39% en 2017. Sin embargo, nuestra cuota de mercado en Asean representa un exiguo 0,31%.
Si miramos el stock de inversiones, las cosas no pintan mejor. En 2015, último año del que se tienen datos, éste ascendía a menos de 2.000 millones de euros, una cifra inferior al 0,5% del stock de inversión total de España en el mundo. Destacan como principales destinos Malasia y Singapur. A su vez, el total de las inversiones en España de los países que componen la Asean apenas superan los 500 millones, erigiéndose Singapur como el emisor líder de inversión.
A la vista de estos datos, es evidente que España necesita remontar su discreta posición en esos mercados, habida cuenta de las interesantes oportunidades de negocio que presenta una región que, considerada en su conjunto, viene creciendo en los últimos años a tasas comprendidas entre el 5 y el 6%.
Es cierto que España, con la excepción de Filipinas, carece de fuertes lazos históricos y culturales con estos países, factores que suelen facilitar la apertura de relaciones comerciales. Pero en su ausencia, el marco jurídico e institucional, bien sea propiciado por la Unión Europea o dentro de un contexto de relaciones económicas bilaterales, puede desbrozar el camino.
A este respecto, hay que subrayar que la Unión Europea está haciendo un gran esfuerzo por estrechar los vínculos económicos con la región de Asean. Bruselas ha cerrado sendos acuerdos de libre comercio con Singapur y con Vietnam, que lamentablemente todavía no han entrado en vigor. Asimismo, están abiertas las negociaciones con Malasia, Filipinas, Indonesia y Tailandia, si bien con distinto grado de éxito.
En definitiva, hablamos de una zona del mundo donde los intereses económicos de España están infrarrepresentados y que debería constituir en los próximos años una zona prioritaria para nuestras empresas por razones de dimensión de mercado y dinamismo económico. Es cierto que la falta de instrumentos legales, como el que representan los acuerdos de libre comercio, resta atractivo económico a estos países. Pero hay que esperar que las cosas vayan cambiando en los próximos años. En previsión de que las fichas comiencen a moverse, las empresas españolas deben permanecer atentas.