Desconocida y prometedora Kenia

Antonio Bonet (presidente del Club)
Empresa Exterior
16 de junio de 2020

Mapa de Kenia. Fuente: Google Maps


En el Club de Exportadores e Inversores somos conscientes del creciente interés de las empresas españolas por el mercado de África subsahariana, y por ese motivo hemos elaborado recientemente un estudio inédito en nuestro país sobre la inversión empresarial española en la región. Dicho documento ha contado con el apoyo del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, que el año pasado aprobó el tercer Plan África con el propósito de fortalecer la política exterior de España en el continente, y en especial en los países subsaharianos.

El Plan África define tres países “ancla” (Sudáfrica, Nigeria y Etiopía) y otros siete “preferentes” (Angola, Senegal, Ghana, Kenia, Mozambique, Costa de Marfil y Tanzania). Con independencia de que en otros análisis nos ocupemos de cada uno de ellos, en el presente artículo vamos a centrarnos en Kenia, cuya economía está considerada como una de las más avanzadas del África oriental.

Hablamos de un país de unos 50 millones de habitantes, con un sistema productivo relativamente diversificado, un mercado bancario moderno y una mano de obra moderadamente bien cualificada. A ello se suman una ubicación geográfica excelente y una creciente red de infraestructuras, de la que también se benefician los países limítrofes sin acceso al mar, como Sudán del Sur, Uganda, Ruanda, Burundi y la República Democrática del Congo.

Kenia presenta desde 2010 una tasa de crecimiento anual superior al 4,5% del PIB, y las previsiones para los próximos años indican que mantendrá un fuerte nivel de expansión una vez superado el impacto inicial de la “coronacrisis”. Para 2030, aspira a ser un país de renta media, industrializado y competitivo a nivel internacional. Ése es el objetivo del programa “Vision 2030”, que el Gobierno de Nairobi lanzó en 2008 y que ya se encuentra por la tercera fase de aplicación (2018-2022). Esta tercera fase, denominada “Big Four agenda”, se centra en cuatro pilares: el desarrollo del sector manufacturero hasta el 20% del PIB, la cobertura sanitaria universal, la construcción de más de 500.000 viviendas y la seguridad alimentaria y nutricional de toda la población.

El crecimiento de la economía keniana en los últimos años se debe sobre todo a la expansión de la demanda interna. Por lo que se refiere al comercio exterior, Kenia registró en 2018 unas exportaciones de mercancías de 6.000 millones de dólares y unas importaciones de 17.400 millones. Sus principales proveedores se encuentran en Asia, y entre ellos figuran China, la India, Arabia Saudí, Emiratos Árabes y Japón. A su vez, sus principales clientes son Uganda, Pakistán, Estados Unidos y los Países Bajos. Kenia exporta fundamentalmente bienes de escaso valor añadido (café, té, verduras, hortalizas, frutas), mientras que importa productos más elaborados, como aceites de petróleo, maquinaria y vehículos de transporte.

Por lo que respecta a los intercambios comerciales entre España y Kenia, hay que decir que son aún muy reducidos (menos de 150 millones de euros anuales en términos de mercancías). En 2019, las exportaciones españolas ascendieron a 91 millones y se compusieron básicamente de bienes de equipo y productos químicos, mientras que el valor de las importaciones fue de 41 millones, predominando los productos alimentarios, con el aguacate a la cabeza.

En la región del África oriental, Kenia es el mayor receptor de inversión extranjera directa después de Etiopía y Tanzania. Según datos de la UNCTAD, el stock acumulado ronda los 14.500 millones de dólares, y todo indica que seguirá al alza en los próximos años. Sin embargo, la inversión española es muy escasa, con un stock de apenas 36 millones de euros, según la Secretaría de Estado de Comercio. Seguramente, la falta de un acuerdo de promoción y protección recíproca de inversiones (APPRI) y de un convenio bilateral de doble imposición desincentiva la presencia de nuestras empresas.

Las modestísimas cifras económicas que caracterizan nuestra relación comercial e inversora con Kenia no reflejan en absoluto el enorme potencial que presenta el país. Estamos ante un mercado lleno de oportunidades, que demanda bienes de equipo para fortalecer su sector manufacturero (agroindustria, materiales de construcción, industria textil…) y planea grandes proyectos en materia de infraestructuras, energía y gestión del agua, sectores todos ellos en los que España ocupa una posición de liderazgo internacional. Además, no debemos olvidar que Kenia es uno de los países beneficiarios de ayudas financieras de la UE, entre ellas las del Plan de Inversiones Exteriores, que destinará cuantiosos fondos para promover su desarrollo económico.

Las empresas españolas tienen por delante la oportunidad de explorar con más atención los mercados subsaharianos, que en los últimos años han registrado una evolución económica muy positiva. Y harían bien en desterrar algunas percepciones negativas preconcebidas, como aquellas que atribuyen a la región un elevado riesgo.  La prueba de que esto no es así nos la ofrece el índice Doing Business del Banco Mundial. En el mismo, Kenia ocupa el puesto 56, por delante de economías de la OCDE como Italia (puesto 58) o Chile (puesto 59).