Indonesia: estabilidad, apertura y fuerte crecimiento

Antonio Bonet (presidente del Club)
Empresa Exterior
29 de abril de 2021

Mapa de Indonesia


Actualmente, Indonesia negocia un Acuerdo de Libre Comercio con la Unión Europea de contenido amplio, que incluye capítulos de comercio de bienes y servicios, inversión, SPS, OTC y desarrollo sostenible, entre otros.

Pretender escribir sobre Indonesia constituye un ejercicio que nos enfrenta a varias singularidades. La primera de ellas de orden geográfico: se trata de una nación que ocupa el mayor archipiélago del planeta, en concreto 8.844 islas, de las que 922 están habitadas. Sin embargo, ello no impide que sea el décimo quinto país en superficie, uno de los más poblados del mundo, con 275 millones de personas, y el de mayor población musulmana. Curiosamente, además, ha sido una de las economías que menos ha sufrido los embates del COVID y que mantiene unas expectativas de crecimiento realmente notables.

Con un régimen democrático estable desde 1999, tras vivir periodos de inestabilidad política y autoritarismo desde que en 1995 el país se independizase de los Países Bajos, en el último año ha pasado a ser considerado oficialmente un país de renta media-alta según el Banco Mundial, con un PIB per cápita que ha pasado de los 3.840 dólares en 2018 a los 4.050 dólares en 2019.Este avance está relacionado con el ensanchamiento de la clase media, que ha pasado de representar el 7% a suponer el 20% de la población, con 52 millones de indonesios instalados en este estrato social.

La economía de Indonesia sufrió, como la del resto de países del mundo, el impacto de la pandemia, pero comenzó su recuperación en la segunda mitad de 2020. Según el FMI, en 2020 la caída del PIB ha sido del -1,9%, y se espera una recuperación de 4,8% para 2021, básicamente en los mismos niveles previos a la pandemia, a lo que contribuirá el aumento del consumo privado, la inversión fija y la recuperación de las exportaciones.

Probablemente, que el PIB de Indonesia no sufriese una mayor contracción en 2020, pese al COVID-19, tiene que ver con el hecho de que sus exportaciones sólo representan el 20% de su PIB, lo que la hace menos susceptible a recesiones del comercio mundial.

Indonesia está buscando abrirse cada vez más al exterior, y una prueba de ello es que, desde 2015, permite que los extranjeros puedan ser propietarios tierras. Además, su política aperturista se refleja en los acuerdos comerciales que mantiene con los países de su entorno. El país es miembro de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), que ha eliminado en gran medida todos los impuestos de importación y exportación de los productos intercambiados entre sus 10 países miembros.

Sin ser un sistema de integración económica tan ambicioso como la Unión Europea, ASEAN ha celebrado tratados de libre comercio con terceros países, lo que permite a Indonesia, hasta cierto punto, actuar como puerta para las empresas que busquen usar el país de puente para llegar a un mercado de más de 650 millones de personas. De hecho, se espera que el 60% del crecimiento mundial provenga de Asia en 2025.

Asimismo, merece la pena también mencionar que Indonesia cerró en 2019 un acuerdo de libre comercio con Australia, que eliminó el 94% de los aranceles a productos y servicios de ese país y permitió que los productos indonesios entraran en Australia libres de impuestos.

Actualmente, Indonesia negocia un Acuerdo de Libre Comercio con la Unión Europea de contenido amplio, que incluye capítulos de comercio de bienes y servicios, inversión, SPS, OTC y desarrollo sostenible, entre otros. Dicho Acuerdo estaría basado en una triple arquitectura: Acceso al Mercado, Mejora de las Capacidades y Facilitación del Comercio y la Inversión. Las negociaciones comenzaron en septiembre de 2016 y hasta la fecha se han celebrado un total de diez rondas de negociación.

En lo que respecta a los vínculos entre España e Indonesia, hay que decir que en febrero de 2018 se celebró el 60 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas, y que los lazos entre los dos países han sido tradicionalmente buenos.

La cifra global de comercio de bienes entre ambos países ha venido creciendo durante los últimos 10 años. Las exportaciones de España a Indonesia ascendieron en 2019 a unos 493 millones de euros y las importaciones a 1.879 millones. En 2020, sin embargo, a consecuencia de la pandemia, las exportaciones se han reducido a 348 millones de euros, mientras que las importaciones se han mantenido en torno a los 1.800 millones. Arrastramos, pues, una situación de déficit comercial con el país que se debe, esencialmente, a nuestras elevadas importaciones de aceites vegetales y, en especial, de palma.

En lo que a la inversión bilateral se refiere, ésta es aún muy limitada. Peso a ello, se observa en los últimos tiempos un significativo crecimiento de las inversiones de España en el país, algunas de ellas vehiculadas a través de Singapur o Hong Kong. En estos momentos, son ya 77 empresas españolas las que tienen presencia estable en el país, y se espera que en 2021 entre en funcionamiento una Cámara de Comercio España-Indonesia para ayudar a las empresas de manera local a entrar en el país.

Puede decirse que Indonesia es una de las economías con uno de los crecimientos más rápidos del mundo, y que ofrece oportunidades para las empresas en una amplia variedad de sectores, especialmente en el desarrollo de infraestructuras. Si atendemos a las empresas españolas ya radicadas en el país, se observa que las oportunidades son diversas, destacando los sectores de moda, industria (cerámica, manipulación de fluidos, química, maquinaria y material eléctrico), infraestructuras y energía, aviación y defensa, minería, agroalimentario, turismo y hostelería, seguros, consultoría y tecnologías de la información, servicios educativos, etc. Además, la industria química y las TICs continúan creciendo acompañadas de un aumento de la demanda de productos tecnológicos, especialmente a nivel de componentes informáticos.

En 2020, Indonesia ha comenzado la construcción de la nueva capital del país (actualmente es Yakarta, en la isla de Java), que se situará en el este de Borneo. El proyecto supondrá una inversión de cerca de 30.000millones de euros y trasladará, inicialmente, a un millón y medio de residentes en 2024, previsiblemente. El objetivo que se persigue con este traslado es huir de la congestión vial, la superpoblación y las inundaciones de Yakarta, ciudad que no está dimensionada para acoger a los aproximadamente 10 millones de habitantes que tiene en la actualidad. Asimismo, es una manera de trasladar parte del peso económico de la isla de Java a la vecina Borneo.

El traslado de la capital augura un futuro prometedor para el desarrollo de infraestructuras, esperándose que el repunte de 2020 se acelere en 2021 en todos los segmentos, con licitaciones públicas muy cuantiosas que seguramente se sigan convocando durante la próxima década. Se espera que el 19% de la financiación provendrá del presupuesto federal, y el resto de la venta de activos del Gobierno en Yakarta, aparte de inversiones de empresas privadas internacionales y nacionales.

En conclusión, si bien puede decirse que la entrada en el mercado Indonesio conlleva numerosos y lentos trámites burocráticos, las buenas perspectivas de su economía, en plena expansión, y su estabilidad política, representan una oportunidad única que deberían considerar las empresas españolas, tanto si el propósito es establecerse en el país como continuar su expansión por otros países de ASEAN.