Marruecos, destino y puerta para nuestras empresas en África
Antonio Bonet (presidente del Club)
Revista Ejecutivos
Mayo de 2016
Mapa de Marruecos. Fuente: Google Maps
Se dice que éste será el siglo de África. Llevamos años viendo como las grandes potencias mundiales, y en especial China, están tomando posiciones y llevando a cabo importantes inversiones productivas en el continente. El posicionamiento estratégico que España debe jugar en la región constituye un tema lo suficientemente importante como para que se plantee desde el conocimiento, la reflexión y la estrategia, tanto con el concurso de las Administraciones públicas como de las propias empresas.
Entretanto, conviene recordar que contamos con un socio comercial de primera magnitud, como es Marruecos, que representa un interesante destino para nuestros productos e inversiones y que puede constituir, además, una buena plataforma para sondear los mercados del área subsahariana, hacia donde la economía marroquí se proyecta cada día con más fuerza.
Quizás no todo el mundo sepa que, desde que comenzó el reinado de Mohamed VI en 1999, el país no ha registrado un solo ejercicio con tasas negativas de crecimiento. Ni la crisis internacional de 2008-2009 ni la Primavera Árabe han logrado frenar su dinamismo económico. Marruecos creció el año pasado casi un 5%, y las perspectivas a medio plazo son igualmente positivas. Según el Fondo Monetario Internacional, el PIB aumentará hasta 2022 a un ritmo medio del 4% anual. Son, ciertamente, cifras elocuentes de la estabilidad política y económica que caracterizan a este país.
Si observamos la estructura económica de Marruecos, comprobaremos que se corresponde plenamente con la de un país emergente. Cuenta con un sector servicios que genera más del 50% del PIB, en el que destacan actividades relacionadas con el turismo, el transporte, las comunicaciones y los servicios de intermediación financiera e inmobiliaria. Sin embargo, la agricultura es responsable todavía de un tercio del empleo del país. Por cierto, hay que remarcar que Marruecos es el primer productor y exportador mundial de fosfatos, con el 75% de las reservas de todo el planeta, y que, en la paulatina modernización de su sistema productivo, ha incorporado actividades relacionadas con el sector automóvil y aeroespacial, de mayor valor añadido.
La inversión extranjera se ha convertido en uno de los motores de desarrollo económico de Marruecos. El país acumula un stock de 55.000 millones de dólares, lo que equivale a más del 50% del PIB nacional. Es, por tanto, el segundo destino de inversión más atractivo del norte de África, sólo por detrás de Egipto. Factores como una privilegiada ubicación geográfica, una buena red de infraestructuras, una mano de obra joven y abundante y la competitividad de sus costes laborales suponen un fuerte atractivo para los inversores extranjeros.
Además, Marruecos dispone de una amplia red de acuerdos comerciales, que da acceso a casi el 60% del PIB mundial y a un mercado de más de 1.000 millones de consumidores. Con la Unión Europea mantiene un acuerdo de asociación desde el año 2000, y en 2013 se iniciaron negociaciones para firmar un tratado de libre comercio, que aún no han concluido.
España, seguida de Francia, es el principal socio comercial de Marruecos. El flujo de bienes en ambos sentidos se ha duplicado desde 2011. Nuestro país vende actualmente mercancías a Marruecos por valor de 8.024 millones de euros, lo que lo convierte en nuestro noveno destino comercial mundial, concentrando el 45% de todas nuestras ventas al continente africano. Además, ocupa también el primer puesto como destino de la inversión española en África, con un stock de 1.650 millones de euros (un 37% del total de la inversión de nuestro país en territorio africano).
A estas cifras macroeconómicas, realmente significativas del potencial y atractivo económico de Marruecos, hay que añadir el hecho de que las autoridades locales están haciendo un gran esfuerzo por liberalizar la economía y por mejorar el clima de negocios. Prueba de ello es que el país ocupa el puesto 69 en la última edición del Doing Business del Banco Mundial, cuando hace diez años figuraba en el 129.
Creemos que todos estos aspectos son suficientes para animar a los exportadores e inversores españoles a ampliar su presencia en el mercado marroquí. Las oportunidades de negocio son muy variadas: infraestructuras, energías renovables, gestión del agua, sector agrícola… España y Marruecos son países vecinos, con economías complementarias, y el hecho de que su economía se proyecte cada día con más fuerza hacia los mercados subsaharianos, como decíamos al principio, son sin duda razones de peso para movilizar el interés de nuestras empresas.