Sudáfrica, gran economía del área subsahariana
Antonio Bonet (presidente del Club)
Empresa Exterior
8 de noviembre de 2018
Mapa de Sudáfrica. Fuente: Google Maps
2018 ha supuesto un año de inflexión en la historia reciente de Sudáfrica. El presidente de la República, Jacob Zuma, presentó su dimisión tras nueve años de mandato y ha sido sustituido por su compañero de partido Cyril Ramaphosa, antiguo sindicalista y exitoso hombre de negocios, que ha obtenido una buena acogida en la comunidad internacional. Su propuesta para el país es un “new deal” para el empleo, el crecimiento y la transformación económica. Sin duda, un cambio de rumbo sobre el que se centran no pocas expectativas.
Desde 2014, el país crece a una tasa inferior al 2% anual, nivel que resulta insuficiente teniendo en cuenta su potencial económico y su evolución demográfica. Además, su estructura económica sufre importantes cuellos de botella en varios sectores, entre ellos el energético, al igual que ineficiencias regulatorias como ocurre en el mercado de trabajo.
Miembro del G20 y de los BRICS, el país reúne las condiciones necesarias para expandirse a un ritmo más elevado. Tiene una población de 57 millones de habitantes y un sistema productivo similar al de los países más desarrollados, con un sector terciario muy potente, sin olvidar sus abundantes recursos minerales. Cuenta, además, con un sólido entramado institucional y un sistema financiero de primer nivel. Por otro lado, ejerce una gran influencia sobre sus vecinos (Mozambique, Namibia, Botsuana, Zimbabue, Lesoto y Suazilandia), lo que le convierte en una excelente plataforma de acceso a dichos mercados.
La sudafricana es una economía abierta al exterior, con un ligero superávit comercial. El año pasado exportó mercancías por valor de 88.000 millones de dólares, mientras que las importaciones se situaron en 83.000 millones. China se ha consolidado como el primer socio comercial del país, seguido de Estados Unidos y Alemania. Los principales capítulos de la exportación sudafricana son piedras y metales preciosos, minerales y combustibles. Y en cuanto a las importaciones, destacan los combustibles y el equipamiento mecánico y eléctrico.
Si analizamos el comercio bilateral España-Sudáfrica, hay que subrayar que en 2017 alcanzó cifras récord. Las exportaciones españolas aumentaron un 7%, hasta los 1.225 millones de euros, y las importaciones aumentaron un 31% hasta los 1.165 millones. De esta manera, la tasa de cobertura se situó en el 105%, la cifra más equilibrada que se recuerda al menos desde 1995. España exporta sobre todo vehículos y componentes de automoción, productos químicos y equipamiento mecánico y eléctrico. Y de Sudáfrica importamos mayoritariamente vehículos, hierro y acero y equipamiento mecánico.
Sudáfrica es, con diferencia, el principal receptor de inversión extranjera del continente africano. El stock de inversión foránea asciende a 150.000 millones de dólares, cifra equivalente al 47% del PIB nacional. Por parte de España, la inversión roza los 900 millones de euros, con la fabricación de cemento y la metalurgia como principales focos de negocio.
A este respecto, hay que recordar que Sudáfrica denunció en 2013 el acuerdo de promoción y protección recíproca de inversiones (APPRI) que mantenía con España, así como con otros Estados miembros de la Unión Europea. Hace unos meses, precisamente, ha entrado en vigor una nueva ley de inversión extranjera, que establece el actual marco de protección para las empresas foráneas con intereses en el país.
Desde el Club de Exportadores e Inversores estamos convencidos de que el África subsahariana es un continente que ofrece extraordinarias oportunidades de negocio a medio y largo plazo. Los países están mejorando su clima de negocio, se están industrializando y están inmersos en un proceso de integración comercial. Por todo ello, la región subsahariana conforma hoy una de las zonas con mayor crecimiento económico del mundo y cada vez está logrando captar más financiación e inversión.
En este contexto, Sudáfrica destaca no sólo como la segunda mayor economía de la región (después de Nigeria), sino también como puerta de entrada al continente. Se trata de un mercado especialmente atractivo para las empresas españolas en sectores tales como la energía, el agua, el transporte, el urbanismo, la agricultura y la alimentación. Merece la pena seguir con atención la nueva etapa política y económica que ha comenzado en Sudáfrica.