Argelia: hacia una mayor apertura económica
Antonio Bonet (presidente del Club)
Empresa Exterior
25 de febrero de 2021
Mapa de Argelia. Fuente: Google Maps
El referéndum celebrado en Argelia hace tres meses supone un hito en el proceso de transformación política que está viviendo el país. Los ciudadanos secundaron de forma mayoritaria, aunque con una elevada tasa de abstención, la reforma constitucional impulsada por el presidente Abdelmadjid Tebboune con el fin de encauzar el profundo deseo de regeneración que late en la sociedad argelina tras la larga etapa de gobierno de Abdelaziz Buteflika (1999-2019).
Desde España, habida cuenta de la condición de socio estratégico que tiene Argelia en materia de comercio, energía, seguridad e inmigración, seguimos con gran atención los cambios que se están produciendo en el país. Se trata, además, de la mayor potencia económica del Magreb, con un PIB de unos 170.000 millones de dólares y más de 40 millones de habitantes.
Un sucinto análisis de la estructura económica de Argelia nos muestra un país muy dependiente del sector de hidrocarburos: el gas y el petróleo generan alrededor de un tercio del PIB y más del 90% de las exportaciones. Y por esta razón, muy sensible a las fluctuaciones del mercado de estas materias primas. El resultado es que la economía argelina venía desacelerándose ya desde 2017, y el año pasado, como consecuencia del COVID-19, cerró en negativo por primera vez desde 1994. A falta de conocer los datos oficiales, el Fondo Monetario Internacional estima que la contracción del PIB fue superior al 5%.
Las autoridades argelinas son conscientes de que la dinamización de su economía pasa por diversificar y modernizar su modelo productivo. Por esta razón, han identificado el turismo, la industria, la agricultura, las energías renovables y las nuevas tecnologías como sectores prioritarios más allá de los hidrocarburos. Ahora bien, este impulso requiere liberalizar la economía, fomentar el sector privado y potenciar la inversión extranjera como fuente de financiación, desarrollo e innovación.
Actualmente, Argelia acumula un stock de inversión foránea de 32.000 millones de dólares, según datos de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD); una cifra relativamente escasa teniendo en cuenta el tamaño del mercado y su potencial de crecimiento.
Sólo hace falta ver la posición que ocupa el país en los rankings mundiales de apertura económica para constatar que su posición tiene un amplio margen de mejora. Por ejemplo, Argelia ocupa el puesto 157 de 190 países en el índice Doing Business del Banco Mundial, y el puesto 89 de 141 en el Global Competitiveness Report del Foro Económico Mundial. Mejorar el clima para hacer negocios implicaría introducir reformas que contribuyesen a incentivar la captación de inversión foránea. Una de ellas, por ejemplo, sería permitir que las empresas extranjeras pudieran tener la mayoría del capital de una sociedad local.
En cuanto al comercio exterior, Argelia registró el año en 2019 unas exportaciones de mercancías por valor de 35.800 millones de dólares y unas importaciones por valor de 41.900 millones. En los últimos años, las ventas al exterior se han reducido de forma notable en paralelo a la caída de los precios de los hidrocarburos, siendo Francia, Italia y España sus principales destinos. Por lo que respecta a las importaciones, las partidas más relevantes son los bienes de equipo para el sector industrial y las semimanufacturas, y sus principales países proveedores, China, Francia e Italia.
Especial interés tiene analizar las relaciones comerciales de España con Argelia. Actualmente, el país magrebí es el segundo destino de la exportación de mercancías al continente africano, después de Marruecos. Nuestras ventas en 2019, constituidas mayoritariamente por productos químicos, componentes de automoción y bienes de equipo, supusieron 2.913 millones de euros, lejos de los máximos de 2013 (3.894 millones). Por su parte, las importaciones registraron en 2019 un flujo de 3.906 millones, cifra muy alejada también de los máximos de 2013-2014 (cuando se superaron los 9.000 millones). Hay que recordar que Argelia es el principal suministrador de gas a España, hasta el punto de que el 70% de lo que le compramos se encuadra en esa partida.
Los datos relativos al comercio hispano-argelino en 2020 deben interpretarse con cierta salvedad, dado el shock generado por la pandemia en los mercados internacionales. En cualquier caso, el año pasado se registró una disminución de los flujos de exportación e importación del 35%.
En materia de inversión, es de señalar la reducida presencia del capital empresarial español en el país. El stock de inversión extranjera directa es de apenas 387 millones de euros, según los datos más recientes de la Secretaría de Estado de Comercio, y se centra en los sectores de extracción de hidrocarburos, construcción y agua.
Desde el Club de Exportadores e Inversores consideramos que, una vez superada la actual coyuntura de la “coronacrisis”, existe un gran margen de crecimiento en las relaciones económicas hispano-argelinas, y confiamos en que los cambios políticos que se están produciendo en el país vecino traigan consigo una renovación del modelo económico hacia una mayor apertura a la iniciativa privada y a la inversión extranjera.