Charlando con Alfredo Martínez Serrano, Embajador de España en Canadá
27 de marzo 2023 /
Esta entrevista pertenece al nº14 de la revista electrónica: “Proyección exterior de la economía española”. Haz clic aquí para leer la revista electrónica completa.
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“Las relaciones entre Canadá y España viven el mejor momento de su historia”.
“Mantenemos crecientes relaciones científicas y tecnológicas -acaba de crearse la Asociación de Científicos Españoles en Canadá-”.
“A pesar del CETA, Canadá no está exento de barreras como cuotas de importación, prohibición de importación de ciertos productos, obstáculos técnicos o monopolios de importación”.
“España tiene una buena imagen en Canadá. Se nos percibe como una nación europea, origen de una cultura con vocación universal, con una democracia avanzada y una personalidad abierta y moderna”.
“Las amplias competencias regulatorias que ostentan las provincias impiden hablar de un pleno mercado único”.
El embajador de España en Canadá, Alfredo Martínez Serrano, habla en esta entrevista con Proyección Exterior de la Economía Española de las perspectivas económicas de Canadá, las relaciones económicas con España, la presencia de empresas españolas en el mercado canadiense, las oportunidades que éste ofrece, etc.
- ¿Cómo valora las perspectivas económicas de Canadá? ¿Qué impacto ha tenido la pandemia, y las turbulencias en la economía internacional causadas por la guerra en Ucrania?
Canadá es un país miembro del G7 que, como España, se encuentra entre las naciones más desarrolladas del mundo. Su economía es la novena en la escena internacional, con un PIB nominal de 2022 superior a los dos billones de dólares estadounidenses y con un PIB per cápita similar al de Francia o Reino Unido.
Mi análisis y mi experiencia sustentan mi convicción de que estamos ante un país con un futuro económico muy interesante pues convergen en Canadá un cúmulo de factores positivos: el tamaño ya mencionado de su economía; un inmenso territorio de 10.000.000 kilómetros cuadrados, rico en materias primas y minerales estratégicos; un Estado social y democrático de derecho consolidado, estable y avanzado; una sociedad multicultural y cívicamente educada; y un país vecino, los Estados Unidos, que ofrecen el mayor mercado del mundo.
Estas fortalezas son evidentes y pese al fuerte impacto de la pandemia y de la ilegal, injusta e injustificada invasión rusa de Ucrania – desafío común para toda la comunidad internacional- el país ha iniciado una senda de recuperación. Así, pese a la caída de su PIB un 5,2% en 2020, la economía canadiense creció un 5% en 2021 y en el 2022 un 3,4 %. Es previsible que el crecimiento en 2023 se ralentice un poco, pero arroje cifras interesantes, entre el 1.5 % y el 2%. La inflación se sitúa por encima del 5% en clara tendencia a la baja.
En definitiva, pese a retos innegables, la economía canadiense arroja perspectivas esperanzadoras.
- En estos momentos de tensiones geopolíticas (guerra de Ucrania, tensiones China-Estados Unidos, etc.), ¿cómo podría resumirse la posición de Canadá?
Canadá es un país serio en la escena internacional que forma parte activa de la OTAN y apuesta por fomentar los lazos transatlánticos. Además, mantiene relaciones privilegiadas con la Unión Europea.
Su respuesta a la invasión rusa de Ucrania ha sido firme y clara, muy similar a la posición de España, articulándose en tres frentes: condena de la agresión rusa; compromiso activo en la defensa de Ucrania; ayuda humanitaria al pueblo ucraniano.
Hay dos factores muy relevantes que potencian la posición canadiense frente a esta agresión: por un lado, la coherencia con el multilateralismo y el respeto al Derecho Internacional y por otro, la presencia en Canadá de 1.400.000 ciudadanos de origen ucraniano, la tercera diáspora ucraniana más importante del mundo.
En relación con China, las relaciones demográficas y culturales son relevantes al ser Canadá un país que también mira al Pacífico. El pasado 27 de noviembre de 2022, Canadá aprobó una estrategia para el Indo-Pacífico en la que China es perfilada como un poder global disruptivo. Aunque las relaciones económicas y comerciales sino-canadienses son relevantes, se detecta una cierta aproximación de las posiciones canadienses con las de EE UU en relación con China.
- ¿Cómo percibe el momento actual de las relaciones entre España y Canadá? ¿Cuál ha sido el impacto del CETA en nuestras relaciones bilaterales?
Las relaciones entre Canadá y España viven el mejor momento de su historia, y están marcadas por la complicidad, el dinamismo, hechos concretos y la convicción de que los innumerables factores que nos unen nos ofrecen un gran horizonte.
Este año conmemoramos los 70 años de presencia diplomática española en Canadá. Los aniversarios nos permiten hacer balance, pero también proyectarnos hacia el futuro.
En el ámbito económico, nuestro marco general es muy positivo. La tendencia al alza de los intercambios comerciales es sostenida y potente. En 2022 las exportaciones españolas ascendieron a 2.369 millones de euros y las importaciones desde Canadá a 2.969 millones de euros. Existe un alto grado de complementariedad entre nuestras economías. Es fundamental subrayar que nuestras empresas están muy presentes en Canadá y que recientemente se ha constituido la Cámara de Comercio de España en este país que va cobrando fuerza, con un activo y útil programa de actividades.
Igualmente, la inversión crece en ambos sentidos. España tiene un stock acumulado de unos 5.700 millones de euros y la inversión canadiense en España se sitúa en torno a los 8.000 millones de euros.
Una mención especial merecen las empresas españolas de infraestructuras y energía, que compiten y obtienen importantes concursos públicos en Canadá. Autopistas, transporte urbano o energías renovables hablan español en múltiples ciudades canadienses.
El CETA supone un punto de inflexión positivo en las relaciones comerciales con Canadá. Es un acuerdo muy ambicioso que refleja el compromiso de ambas partes en favor de un sistema comercial multilateral basado en reglas y en promover un desarrollo inclusivo y sostenible. Su entrada en vigor -con la eliminación inmediata de la totalidad de aranceles sobre el 98% de las líneas arancelarias a lo que hay que añadir un 1% adicional de líneas que irán desapareciendo paulatinamente sobre periodos de 3 a 7 años- ha tenido, sin duda, un impacto favorable.
El CETA también elimina muchas barreras no arancelarias para el comercio de bienes y servicios entre la UE y Canadá, lo que redunda en un mejor acceso para las empresas españolas al mercado canadiense. También refuerza la protección de la propiedad intelectual y facilita la inversión, lo que ha contribuido a aumentar la confianza de las empresas en el mercado, y promueve la movilidad laboral de personal altamente cualificado, proveedores de servicios, ejecutivos e inversores.
Uno de los grandes logros del nuevo acuerdo entre la UE y Canadá que conviene resaltar es la apertura del mercado de las compras públicas en todos los niveles de Administración: federal, provincial y municipal, incluyendo empresas públicas. Hay que señalar que, aunque se trata de la mayor concesión hecha por Canadá a un socio comercial hasta la fecha, hay exclusiones puntuales en algunos sectores.
En otro orden de cosas, en ningún momento podemos olvidar el estado privilegiado de las relaciones políticas bilaterales. Nuestros actuales jefes de Gobierno han mantenido nueve encuentros y trazado una senda que proyecta nuestras relaciones bilaterales hacia todos los ámbitos. Hay un trabajo conjunto que se plasmó en la Declaración bilateral firmada durante la visita oficial del Primer Ministro Justin Trudeau a España el pasado 30 de junio. Se trata de un texto que se extiende a todos los ámbitos. El intercambio de visitas es muy fluido y se ha incrementado en los últimos tiempos. El diálogo y la cercanía son dos instrumentos claves para la diplomacia que permiten plasmar acciones concretas.
Un aspecto que no debe olvidarse son las crecientes relaciones científicas y tecnológicas- acaba de crearse la Asociación de Científicos Españoles en Canadá- y se observa un desarrollo exponencial de unas relaciones culturales en las que el idioma español ocupa un lugar especial: en Canadá más de 1.200.000 personas hablan español y nuestro idioma es la lengua extranjera más demandada en la enseñanza universitaria y en la reglada.
Debemos también ensalzar las cada vez más sólidas relaciones entre entidades de la sociedad civil como Universidades, Fundaciones, Asociaciones y ONGs que acercan día a día a nuestros ciudadanos. Como Embajador de España es un orgullo contemplar su vigor y apoyarlas en su expansión.
- ¿Qué recomendaciones generales daría a las empresas españolas para abordar el mercado canadiense?
Es importante considerar detenidamente las limitaciones que puedan derivarse, por una parte, de la enorme extensión territorial del país con las consiguientes dificultades de transporte y, por otra, de la existencia de mercados regionales muy diferentes. Por ello, resulta muy conveniente realizar estudios de mercado previos para determinar con la mayor precisión posible el grado de aceptación de los productos a comercializar, el área geográfica más adecuada para la introducción de las mercancías o el canal de distribución.
Es imprescindible contar con buenas herramientas de promoción en inglés, en particular con una buena página web en este idioma, así como en francés si el mercado objetivo es la provincia de Quebec. Asimismo, hay que enfatizar las referencias que las empresas españolas tengan de proyectos en países como EE UU, Reino Unido, Australia y norte de Europa.
Por otro lado, conviene tener presente que, a pesar del CETA, Canadá no está exento de barreras como cuotas de importación, prohibición de importación de ciertos productos, obstáculos técnicos o monopolios de importación. Es esencial, por tanto, que las empresas españolas interesadas en abordar el mercado canadiense se aseguren de un buen conocimiento de la normativa en materia, entre otros, de envases y embalajes, requisitos técnicos y fitosanitarios, etiquetado u homologación de equipos para no incurrir en errores que resultan muy costosos.
Apoyarse en las dos Oficinas Económicas y Comerciales que la Embajada tiene en Ottawa y Toronto, así como en la Cámara de Comercio de España en Canadá, sería sin duda la principal recomendación. Ambas oficinas prestan servicios para ayudar a las empresas españolas a investigar el mercado, adaptar sus productos y servicios, cumplir con las regulaciones canadienses o establecer redes de contacto locales. Como Embajador de España, me siento muy orgulloso de su trabajo.
- ¿Cuáles son los errores más frecuentes que ha percibido en la actuación de las empresas españolas?
Las empresas españolas, en muchas ocasiones, afrontan el acceso al mercado canadiense partiendo de dos supuestos que es importante matizar. El primero es asemejar Canadá con los Estados Unidos. Sin duda son muchas las características que comparten ambos países, pero hay que tener presente que Canadá tiene un fuerte sentimiento de identidad nacional, por lo que este tipo de comparaciones no suelen resultar del agrado de las empresas canadienses.
Entre las diferencias en cuanto a la forma de hacer negocios, cabe subrayar que, con carácter general, las corporaciones canadienses suelen adolecer de una toma de decisión poco ágil. No tomar en consideración esta realidad puede inducir a costes de prospección comercial superiores a los estimados inicialmente.
El segundo supuesto tiene que ver con la asunción de que Canadá tiene un mercado único. El territorio canadiense es extenso y relativamente poco poblado y la integración de los canales de distribución tiende, con frecuencia, a ser más fuerte en la dirección norte-sur con los EE UU que entre las propias provincias canadienses. Las amplias competencias regulatorias que ostentan las provincias, se plasman en ordenamientos jurídicos con diferencias. Ello impide hablar de un pleno mercado único. La cuestión logística cobra gran relevancia en este escenario.
- ¿Cómo valora las oportunidades que ofrece el mercado de Canadá para las empresas españolas? ¿Cuáles son en su opinión los sectores más interesantes?
Como ya he comentado, Canadá es la novena economía del mundo, con alto nivel de desarrollo y elevado poder adquisitivo, y por tanto tiene gran interés para las empresas españolas. Son muchos los sectores que ofrecen oportunidades.
Empezando por el sector agroalimentario donde nuestras exportaciones no han dejado de crecer en los últimos años, Canadá sigue siendo un mercado muy atractivo para las empresas españolas. Haría especial referencia a los productos hortofrutícolas frescos, especialmente cítricos, y a ciertos productos alimenticios transformados como el aceite de oliva, el vino o las conservas de pescado y vegetales.
Uno de los sectores que mayores oportunidades presenta, a la luz de los ambiciosos programas federales y provinciales, es el de las infraestructuras de transporte. De hecho, las grandes constructoras españolas son líderes de los consorcios adjudicatarios de las principales obras dirigidas a modernizar las redes de metro, tren ligero y carreteras. Recientemente, se acaba de lanzar el concurso para la construcción y gestión de una línea ferroviaria de alta frecuencia. Se trata por tanto de un sector que va a ofrecer nuevos proyectos y en el que nuestras empresas tienen mucho que aportar.
El sector energético presenta también gran interés. No hay que olvidar que el compromiso del gobierno de Canadá de alcanzar emisiones cero en 2050 pasa por la promoción de nuevas instalaciones de energías renovables, en particular hidroeléctricas, eólicas y solares.
A nivel industrial, me gustaría resaltar la fortaleza del sector aeronáutico canadiense con las consiguientes oportunidades para proveedores españoles Tier 1 y Tier 2.
Por último, el crecimiento de la población a través de la inmigración ordenada seguirá impulsando el sector de la construcción residencial y ofreciendo oportunidades a las empresas españolas que ofrecen materiales y servicios.
- ¿Cómo se percibe la Marca España? ¿Es un activo apreciable en un país como Canadá? ¿Cómo es la imagen de España?
España tiene una buena imagen en Canadá. En vísperas de nuestra Presidencia de la UE es indispensable subrayar que se nos percibe como una nación europea, origen de una cultura con vocación universal, con una democracia avanzada y una personalidad abierta y moderna.
El turismo canadiense crece anualmente y el pasado año más de 400.000 ciudadanos canadienses visitaron España.
Percibo que quien nos conoce, nos aprecia y valora. La marca España se ve también potenciada por la presencia de nuestro sector exportador, muy diversificado en Canadá, donde llegan motores de automóvil, medicamentos, nuestros vinos y aceites, manufacturas y productos con alto valor tecnológico.
No pocos canadienses recorren el Camino de Santiago y muchos se han enamorado de nuestra gastronomía. Nuestra Marca España avanza en Canadá. En la Embajada estamos comprometidos con proyectar nuestra condición real de país innovador, de ciencia y tecnológicamente avanzado. La labor de nuestras empresas al respecto es impagable.
- El multiculturalismo es una característica distintiva de Canadá. ¿Pueden extraerse lecciones del multiculturalismo canadiense que sean de utilidad para otros países, como por ejemplo España?
Canadá adoptó el multiculturalismo como política de gobierno en 1971 y dispone de una ley sobre el mismo aprobada en 1988. El multiculturalismo, en este país, es una apuesta dirigida a generar y articular un “mosaico” social. Las teselas son diversas, pero encajan en un todo.
Lo cierto – y lo digo por propia experiencia -, al aceptar el multiculturalismo, nos sentimos impelidos a examinar nuestra completa y singular condición humana, revisando prejuicios e ideas preconcebidas para aceptar al otro en su diferencia. Se asume así un sentido moral de la existencia y la realidad que, sobre el terreno, funciona bastante bien.
Canadá tiene casi 40 millones de habitantes, un inmenso territorio y ha decidido acoger a 500.000 recién llegados cada año. El país practica una política migratoria selectiva donde muchos de los “nuevos canadienses” pertenecen a culturas, etnias y religiones distintas.
Sobre la base inamovible de un Estado de derecho y una economía social de mercado, el multiculturalismo envía el mensaje de que llegan a una sociedad abierta, donde su diversidad es aceptada como un elemento propio. Esa apertura medida al talento y al empuje del recién llegado, con un espíritu inclusivo, abandonando posturas excluyentes, es un activo, no exento de retos, para el desarrollo económico y social.
Entrevista exclusiva para Club De Exportadores e Inversores.