“El sector exterior en 2023: pujanza a corto y medio plazo”
Tribuna de Antonio Bonet
Ejecutivos (edición de Febrero-Marzo 2023 de la revista Ejecutivos)
10 de marzo de 2023
La coyuntura económica que ha imperado en 2022 ha puesto a prueba nuestro sector exterior. Diversos acontecimientos han marcado las relaciones comerciales a nivel global, poniendo el foco, más que nunca, en la competitividad de nuestras empresas exportadoras e inversoras. Las tensiones geopolíticas derivadas de la invasión de Ucrania por Rusia, la crisis energética, así como las ineficiencias en las cadenas de suministro o la política covid cero de China, son una muestra evidente de las vicisitudes que han tenido que afrontarse en un contexto de inestabilidad y contracción económica.
Es más que evidente que, a pesar del contexto de inestabilidad mundial vivido en 2022, nuestro sector exterior ha sido capaz de alcanzar cotas históricas de exportación de bienes, tal y como viene haciendo desde 2009, exceptuando el periodo álgido de la pandemia en 2020. Pero las elevadas cifras de exportaciones registradas no deben llevarnos a la autocomplacencia, dado que también en 2022 hemos batido un récord en el déficit comercial. Hay que incidir en que el déficit registrado de enero-octubre del 2022 ha sido el más elevado desde la crisis de 2008, situándose la tasa de cobertura en el 84%, diez puntos menos que en el mismo periodo de 2021.
No obstante, a pesar del actual clima marcado por la incertidumbre y las tensiones geopolíticas a nivel global, las perspectivas económicas que le depara al sector exterior español a corto y medio plazo apuntan hacia el optimismo, e incluso podríamos superar las tasas de crecimiento de nuestros principales competidores europeos. De ser así, las exportaciones españolas seguirían registrando la evolución positiva constatada en 2022, cuando alcanzaron un 22,6% en el acumulado de enero-octubre, por encima de Francia (20,5%) o, incluso, de Alemania (14,6%).
Por ello, se está demostrando, una vez más, el impulso que las empresas españolas internacionalizadas han conseguido, y lo siguen haciendo, en los mercados internacionales, adaptándose a los cambios estructurales que se están dando, tales como una mayor estimación de los criterios de seguridad en las cadenas globales de valor sobre otros factores como la rentabilidad o la eficiencia. Habría que ver la oportunidad que tiene España, a pesar del contexto internacional negativo, de poder hacer las cosas mejor que nuestros principales competidores europeos con el claro objetivo de lograr ligeras mejoras en la cuota de mercados de las empresas españolas con actividad exterior.
¿Cuál sería la pujanza del sector exterior español a corto y medio plazo? Para responder a esta pregunta, habrá que estar muy pendientes de cómo evolucione la situación económica mundial, que sigue estando marcada por riesgos e incertidumbres que condicionan considerablemente su dinamismo. Es por ello, que la pujanza del sector exterior a corto y medio plazo estará condicionada por un contexto internacional que marca las fluctuaciones del mercado y que, además, seguirá incidiendo directamente en el comportamiento de las exportaciones de bienes y servicios en 2023. Para frenar la lenta pérdida de cuota de mercado mundial que se está dando es necesario que, a medio plazo, se establezcan los cauces para aumentar la competitividad internacional de nuestras empresas, lo que redundaría positivamente en la imagen de España.
El 2023 continuará estando protagonizado por la crisis en la oferta, aunque se estima que vaya disminuyendo. Las disrupciones en las cadenas de suministro, provocadas por la invasión de Ucrania y la coronacrisis, seguirán marcando la escasez, los elevados precios de la energía, así como de los alimentos, materias primas y minerales. Y se suma también un aspecto clave, el de cómo será el comportamiento económico de China tras haber dado por finalizada su política de covid cero. Este aspecto aportará incertidumbre en los mercados, al igual que las incipientes tensiones comerciales que podrían darse entre Estados Unidos y la Unión Europea, derivadas de un aumento del proteccionismo norteamericano.
En lo que respecta a la demanda, tanto la inflación como los tipos de interés seguirán siendo elevados, aunque, cabe mencionar, que se irán reduciendo a medida que avancemos en el año.
Las previsiones de los principales organismos internacionales apuntan a que Europa sufrirá en 2023 una recesión moderada, y esta tendrá sus efectos en nuestras exportaciones de productos, ya que el 75% de las mismas tienen como destino países europeos. Asimismo, auguran que continuará la inflación. Por tanto, asistiremos a una caída en las importaciones europeas. Este escaso crecimiento económico también alcanzará a otros mercados importantes para el sector exportador español, como vienen siendo Hispanoamérica y Estados Unidos, representando cada uno de ellos cerca del 5% de nuestra exportación.
Como dato positivo del balance que nos deja el 2022, cabe resaltar que, una vez más, ha quedado patente la fortaleza y adaptabilidad de nuestras empresas exportadoras ante cualquier contexto de incertidumbre, al haber conseguido, a pesar de las dificultades, aumentar sus ventas. Otro aspecto reseñable es el impulso que experimentó el turismo internacional que, aunque no registrase los niveles previos a la pandemia, va por el buen camino para lograrlo el próximo año.
Por todo ello, consideramos que el comportamiento de nuestro sector exterior será similar al mostrado el pasado año, siempre y cuando no irrumpan en el panorama internacional nuevos acontecimientos que tensionen el entorno geopolítico y económico. En cuanto al volumen de exportación de bienes, esperamos que sea elevado y, por tanto, continuará creciendo en valor, pero podría no hacerlo en volumen. El déficit comercial volverá a batir récords, y se registrará un superávit de la balanza de pagos por cuenta corriente, pero considerablemente menor que el de otros años, gracias a la exportación de servicios.
Debemos estar preparados para afrontar cualquier reto que se pueda plantear a medio plazo, con el claro objetivo de mejorar la competitividad del sector exterior español. ¿Cómo lograrlo? Ante todo, es necesario acometer reformas estructurales que, entre otros aspectos, faciliten a las empresas su actividad internacional, y establezcan los cauces necesarios para que las pymes puedan ampliar su tamaño, dado que es un hecho constatado que las empresas medianas son más propensas a exportar. Esto se traduciría, a su vez, en generación de empleo de calidad, captación de talento e inversión en I+D+i. No obstante, desde el Club de Exportadores vemos difícil que estas reformas estructurales vean la luz en 2023, debido a que el panorama político tendrá como telón de fondo las elecciones generales que se celebrarán antes de que finalice el año; por lo que, el clima no será propicio para que se acometan reformas de especial relevancia.
Habrá que esperar al año 2024 para comprobar si esas reformas estructurales, que son vitales para reforzar nuestra competitividad internacional, se ponen en marcha.
En definitiva, y en línea con lo que mencionábamos más arriba, somos optimistas con las cifras que registre el sector exterior durante 2023. Es más que evidente que nuestras empresas internacionalizadas están preparadas para afrontar cualquier desafío, ya que han demostrado en todos los periodos de crisis que son plenamente capaces de aumentar su presencia en los mercados internacionales, a pesar de las dificultades de los contextos de incertidumbre.