El sector exterior en 2023 y perspectivas 2024: desaceleración e incertidumbres
Por Enrique Fanjul, socio de Iberglobal y miembro del Comité de Reflexión sobre Internacionalización del Club de Exportadores
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Este artículo pertenece al nº24 de la revista electrónica: “Proyección exterior de la economía española”. Haz clic aquí para leer la revista electrónica completa.
El sector exterior, que ha sido un motor clave del crecimiento de la economía española en los últimos años, ha iniciado en 2023 una senda de desaceleración, tanto en lo que se refiere a exportaciones como importaciones. El año 2024 se presenta con notables incertidumbres.
Empezando por el dato más significativo, las exportaciones han entrado a partir del segundo trimestre del año en una fase de contracción, como puede verse en el cuadro adjunto. Tras un primer trimestre positivo, con un crecimiento respecto a 2022 del 14,6%, a partir del segundo trimestre las tasas de variación interanual pasan bruscamente a ser negativas.
El año 2023 termina en su conjunto con una caída de las exportaciones del -1,4%, una cifra que contrasta fuertemente con el aumento del 22,9% en 2022 y del 19,4% en 2021 (en 2020, en plena pandemia, las exportaciones habían registrado, por primera vez en muchos años, una caída).
Además, esa cifra del -1,4% se consigue gracias al fuerte crecimiento del primer trimestre. Es llamativo el repentino cambio de tendencia a partir del segundo trimestre (se pasa de una tasa interanual positiva, del +17,7%, en marzo, a una negativa, del -6,3% en abril; en todos los meses posteriores a abril se registran tasas de variación negativas).
Hay que complementar esta cifra teniendo en cuenta que el descenso de las exportaciones en volumen fue superior, de un -5,1%. El aumento de los precios compensó por tanto buena parte de la caída en volumen.
Este preocupante –en especial si se mantiene en el presente año– cambio de tendencia en la evolución de las exportaciones, debe ser matizado. En comparación con otros países europeos, la caída de las exportaciones españolas ha sido menor. El -1,4% de caída es de menor intensidad que la caída de las exportaciones en la zona euro (-3,3%) y en la Unión Europea-27 (-2,5%). Estamos pues en un contexto general (al menos en nuestra zona de referencia, que es la europea) de desaceleración.
Por otro lado, la desaceleración ha afectado también a las importaciones. Las importaciones han caído más que las exportaciones, un -7,2%, y el déficit comercial se ha reducido en 2023 en más de un 40% interanual, pasando de un 5,1% del PIB en 2022 al 2,8% en 2023. La tasa de cobertura ha aumentado 5,3 puntos, hasta el 90,4%.
Por zonas geográficas, cabe destacar que la participación en éstas de los destinos de Europa aumenta, hasta el 74,3%, lo cual se debe en buena parte a un destacado aumento del 6,1% de las exportaciones al Reino Unido (a pesar del Brexit).
En el resto de zonas del mundo, las cifras son negativas, con la excepción de América Latina, en la que crecen las exportaciones un +8,1%. Pero se producen caídas en Asia (-6,6%), Oriente Medio (-12,4%) y África (-5,9%). No son buenas noticias para el deseado objetivo de una mayor diversificación geográfica de las exportaciones y una mayor presencia en las mismas de los mercados emergentes.
Las estadísticas y sus matices
Las estadísticas de comercio exterior se presentan con cierta frecuencia en los medios de comunicación con simplificaciones que pueden ocultar características o tendencias relevantes. Ya me he referido más arriba, por ejemplo, a que a la hora de evaluar la evolución de las exportaciones conviene tener en cuenta hasta qué punto se ha debido al volumen, por un lado, y a sus precios, por otro.
A raíz de la publicación de las estadísticas de 2023 se ha publicado por ejemplo en diversos medios que había aumentado la base exportadora, es decir, el número de empresas exportadoras. Esta afirmación precisa de matizaciones.
En sentido estricto, la base exportadora, es decir, el número de empresas exportadoras, ha vuelto a sufrir en 2023 un fuerte retroceso: ha pasado de 189.573 empresas en 2022 a 137.547 en 2023. En 2021 la cifra había sido de 235.206. Cerca de 100.000 exportadores menos en dos años.
Ahora bien, un matiz clave. Ese descenso se ha debido sobre todo a pequeños exportadores, sobre todo los que exportan menos de 1.000 euros. Los que exportan más de 50.000 euros (es decir, que tienen un volumen de exportación mínimamente relevante) han aumentado: de 42.893 en 2022 a 43.183 en 2023. Estos exportadores representan el 99,8% del total de la exportación española.
Lo mismo puede decirse respecto a la cifra de exportadores regulares. Se ha publicado que había aumentado en 2023. Pues bien, la cifra total de exportadores regulares ha bajado, de 57.332 en 2022 a 53.664 en 2023 (y en 2022 también habían bajado respecto a 2021). Pero la cifra de exportadores regulares con una cifra de exportación superior a 1.000 euros (que es la que se ha difundido como la cifra de exportadores regulares, sin especificar el umbral de los 1.000 euros) ha aumentado ligeramente, de 43.179 en 2022 a 43.918 en 2023.
Lo anterior está directamente relacionado con una característica básica del tejido exportador español: su dualidad. Por dualidad me refiero a la coexistencia de una amplia masa de empresas que exportan muy poco y de forma irregular, junto a un grupo, mucho más reducido, de empresas que exportan de forma regular y que concentran el grueso de la exportación. Esta dualidad la analicé más a fondo en un artículo publicado en esta revista electrónica.
Inciertas previsiones para 2024
¿Qué puede pasar en 2024? Es muy difícil hacer previsiones. En cuanto a la coyuntura económica internacional, que junto con la competitividad es el determinante clave de la demanda de exportaciones, la zona relevante para España es Europa, que absorbe prácticamente las tres cuartas partes de sus exportaciones.
Existen signos positivos y negativos. Por un lado, la desaceleración económica ha sido en 2023 menor de lo esperada en los últimos tiempos. La inflación también se ha reducido más rápidamente de lo que se había anticipado. Esto puede favorecer una política monetaria menos restrictiva, e incluso abrir paso a reducciones en los tipos de interés que actuarían favorablemente sobre el crecimiento. Es algo sobre lo que se viene especulando en los últimos meses.
Pero, por otro lado, una mayoría de los analistas coinciden en prever que la recuperación económica será modesta, e incierta, en especial en la Unión Europea, que concentra el grueso de la exportación española. La economía alemana está bordeando la recesión, y el ministro alemán de economía acaba de rebajar fuertemente las previsiones de crecimiento para 2024 (hasta un escueto 0,2%).
Los estímulos económicos puestos en marcha con la pandemia han empezado a ser suprimidos o reducidos. Subvenciones y otras ayudas van a ser recortadas, lo que puede tener un efecto negativo sobre la inflación. En la Unión Europea persiste el debate sobre si se debe volver a una política de mayor rigor presupuestario o mantener una política más relajada con el fin de evitar una desaceleración económica fuerte.
Y todo ello está relacionado con el otro gran condicionante: el marco geopolítico, que se ha complicado notablemente en los últimos tiempos. Aquí las incertidumbres son también muy altas. ¿Cuánto durará la guerra de Ucrania? ¿Cuánto durará la guerra de Gaza y, sobre todo, puede extenderse el conflicto en Oriente Medio? ¿Qué impacto pueden tener estas guerras sobre las cadenas de suministro (las dificultades para el tráfico marítimo en el Mar Rojo ya son una señal de alarma)?
Artículo exclusivo para Club de Exportadores e Inversores Españoles.