Charlando con Gonzalo Ortiz, embajador de España

Esta entrevista pertenece al nº3 de la newsletter: “Proyección exterior de la economía española”. Haz clic aquí para leer la newsletter completa.

Descargar la entrevista

 

Asia sigue siendo una asignatura pendiente en el siglo XXI para España.

Ni desde el sector público ni desde el sector privado se han planteado estrategias serias a largo plazo en Asia.

La red del Instituto Cervantes habría que multiplicarla por tres o por cuatro.

La guerra en Ucrania puede ser preludio de una intervención en Taiwan por parte de China popular

China tiene una responsabilidad moral para desempeñar un papel mediador en la guerra de Ucrania.

 

Gonzalo Ortiz es un diplomático español con amplia experiencia, en especial en Asia. Ha sido Embajador en Vietnam y Corea del Sur, Cónsul General en Shanghái, Ministro Consejero de las embajadas españolas en Beijing, Tokio y Nueva Delhi.

En esta entrevista nos habla de la presencia de España en Asia, la estrategia seguida en esta zona del mundo tanto por la Administración como por las empresas, cómo potenciar esta presencia, el papel de China en la comunidad internacional, etcétera.

Es frecuente escuchar que la presencia española en Asia es muy baja, que tanto las empresas como la Administración realizan un esfuerzo muy insuficiente. ¿Qué opina al respecto?

Asia sigue siendo una asignatura pendiente en el siglo XXI para España. En 2003, asistí en Madrid a una reunión para embajadores, y ya entonces el presidente de la CEOE, Jose María Cuevas, nos dijo: “Es la hora de Asia”. Pero la realidad es que ni desde el sector público ni desde el sector privado se han planteado estrategias serias a largo plazo.

¿Qué recomendaciones formularía para potenciar una mayor presencia en Asia, tanto para las empresas como para la política de la Administración?

Por lo que se refiere al sector público, la red de embajadas en Asia no se ha completado. Se abrió una embajada en Afganistán y otra en Nueva Zelanda, pero no hay embajadas residentes en países importantes como Sri Lanka, Birmania o Mongolia.

La red de Institutos Cervantes se limita a Manila, Pekín, Tokio y Delhi y es claramente insuficiente. Sólo recientemente se abrió un cuarto consulado en Chengdu, en China, coincidiendo con la pandemia, lo que le ha quitado efectividad.

En el Ministerio de Asuntos Exteriores, con tres Secretarías de Estado y muy numerosas direcciones generales, el área de Asia-Pacífico está integrada en una que abarca además Norteamérica y Europa Oriental. Esto resulta incomprensible, y más para países del peso específico de China Japón, Corea, India, Singapur y otros muchos del Asean.

Gonzalo Ortiz Díez-Tortosa durante su etapa como embajador de España en Corea del Sur.

Desde su experiencia diplomática en varios países asiáticos, ¿qué recomendaciones generales daría a las empresas españolas para abordar estos mercados?

La atención de los medios en España a lo que ocurre en el exterior es mínima y está concentrada en espacios como los programas de televisión “Callejeros” o “Españoles por el mundo”.

Parece que lo atractivo son programas como “Sálvame…” y otras tertulias de temas internos frívolos con tertulianos que son capaces de hablar de cualquier tema. Otros países europeos como el Reino Unido, Francia o Portugal dedican, por el contrario, una gran atención a sus antiguas colonias. Tienen canales internacionales en inglés. Aquí no se dice una palabra de Iberoamérica y menos de Asia, salvo noticias puntuales relacionadas con catástrofes o atentados.

En su opinión, ¿cuáles serían los tres o cuatro países prioritarios para las empresas españolas?

En los últimos 40 años, las relaciones con Asia se han multiplicado, pero no al ritmo esperable. Como ya he dicho, la red del Instituto Cervantes habría que multiplicarla por tres o por cuatro, así como el número de becas a países de menor desarrollo económico. Faltan departamentos de Asia en las universidades españolas, así como asociaciones potentes dedicadas a promover la amistad e intercambios de todo tipo con Asia.

Con los países más poderosos (China, Japón, Corea) hay que intentar atraer inversión y colaboraciones en el ámbito tecnológico. Con los países menos desarrollados, habrá posiblemente sinergias más acusadas, y en el horizonte, una vez superada la pandemia, existe un enorme potencial de visitantes atraídos por nuestro país.

¿Cuáles son los errores más frecuentes que ha percibido en la actuación de las empresas españolas?

El sector privado tiene una considerable responsabilidad en una presencia insuficiente y a menudo discontinua en Asia. Por lo que se refiere a las grandes empresas, el sistema de puertas giratorias hace que se integren en los consejos de administración políticos con ninguna experiencia económica exterior. Es rara avis el embajador jubilado o en activo al que se ficha por sus conocimientos sobre el terreno. lo cual es practica corriente en otros países europeos.

Tampoco, para las tertulias de televisión, se contacta con diplomáticos o expertos en derecho internacional o economía global y se prefiere a tertulianos periodistas capaces de hablar de cualquier tema.

¿Son importantes las barreras culturales entre España y Asia? ¿Qué aspectos deberían tener más en cuenta las empresas españolas?

Una penetración seria en Asia exigiría tener un buen plantel de diplomáticos y académicos conocedores al menos del chino, el japonés, el hindi o el coreano.  Desde 1973 España ha tenido buen número de embajadores acreditados en la República Popular China. Pues bien, ninguno de ellos dominaba el mandarín (putonghua). Qué envidia da leer las memorias del diplomático francés Claude Martin, “La diplomacia no es una cena de gala”, quien dominando el idioma, podía percibir la dirección del viento en el País del Centro y entrar en contacto con su amplia cultura.

España necesita una Escuela de Oriente que forme especialistas en las culturas de Asia Oriental. Y digo Asia Oriental porque el Medio Oriente y la Península Arábiga, junto con Irán y Afganistán, tienen personalidad diferente.

Durante muchos años, en el Ministerio de Asuntos Exteriores, se consideró a Afganistán como país incluido en Asia, y España dedicaba mucha atención y mucho dinero en cooperación en Asia, cuando en realidad se gastaba en Afganistán, en torno a aquella guerra de nunca acabar.

¿Cuáles son los principales riesgos geopolítico que percibe en Asia? (Taiwan, conflicto China-Estados Unidos, Corea del Norte…)

La guerra en Ucrania puede ser preludio de una intervención en Taiwán por parte de China popular. Si Putin gana la partida, el presidente chino Xi Jinping, al apreciar la debilidad en Occidente, estará tentado de enviar tropas a la isla y conseguir la “ansiada reunificación” de China.

¿Cómo valora el ascenso de China? ¿Hasta qué punto puede ser un riesgo para la comunidad internacional? ¿Puede China desempeñar un papel mediador en la guerra en Ucrania?

España ha contribuido en el pasado al desarrollo de China de una forma considerable con créditos FAD y el apoyo del ICEX al desembarco empresarial. En 1989, cuando visité Shanghái, no había un sólo residente español en esta región, pero en 2011, cuando me incorporé al Consulado General, había 150 empresas españolas en la Cámara de Comercio, 22 empresas con fábrica en la demarcación y 3.500 españoles residentes. Una presencia notable, aunque pálida con respecto a las cifras de empresas o residentes que tienen Francia o Alemania.

En el desarrollo económico chino el crecimiento ha sido vertiginoso en los últimos 30 años, con una gran estabilidad política, una población creativa y diligente y la generosidad de Occidente que ha aportado desde el principio créditos y tecnología. China, es hoy quizás, la primera potencia económica mundial y desde esta consideración tiene una responsabilidad moral para desempeñar un papel mediador en la guerra de Ucrania.

 Entrevista exclusiva para Club De Exportadores e Inversores