Ecuador apuesta por la iniciativa privada y la inversión extranjera
Antonio Bonet (presidente del Club)
Empresa Exterior
27 de marzo de 2019
Mapa de Ecuador. Fuente: Google Maps
Las cosas empiezan a moverse, y para bien, en Ecuador. Se constata en el campo de la economía, con un nuevo marco legislativo que abre las puertas a mayores oportunidades para la iniciativa privada y la inversión extranjera y que, previsiblemente, irá filtrándose hacia los ciudadanos en forma de mayores cotas de bienestar y progreso. Lo decía hace unos meses el presidente Lenin Moreno en un encuentro con empresarios japoneses: “El nuevo Ecuador se ha abierto al mundo, y el mundo se ha abierto a nosotros”. Sin duda, toda una declaración de intenciones acerca de la nueva etapa que se ha abierto en el país.
Lenin Moreno lleva apenas dos años en la presidencia y ha tenido que hacer frente a una coyuntura económica compleja, marcada por los bajos precios del petróleo y la apreciación del dólar (Ecuador es un país dolarizado desde el año 2000), y en este contexto, el Gobierno ha decidido apostar por la mejora del clima para hacer negocios con el fin de atraer capital privado y dinamizar el tejido productivo. La herramienta que ha hecho posible este nuevo escenario ha sido la nueva Ley Orgánica para el Fomento Productivo, Atracción de Inversiones, Generación de Empleo y Estabilidad y Equilibrio Fiscal, que fue aprobada el verano pasado. Dicha ley establece una serie de incentivos a la inversión, entre ellos la exención del impuesto a la renta por un periodo mínimo de ocho años para los nuevos proyectos que se realicen en el país.
Ecuador se encuentra hoy en un momento idóneo para modernizar su modelo productivo y ganar mayor competitividad internacional. Hablamos de un país rico en recursos naturales —desde los hidrocarburos hasta la pesca, pasando por los cultivos de frutas y verduras o la madera—, cuyo reto es dotar de mayor valor añadido a los bienes y servicios que produce. En la misma línea, debería también modificar la matriz energética para reducir su dependencia del petróleo y ser menos vulnerable al precio de esta materia prima.
Ecuador tiene acceso a un mercado de 800 millones de consumidores gracias a su red de tratados comerciales, y actualmente su balanza comercial presenta un saldo bastante equilibrado: el año pasado exportó mercancías por valor de 21.609 millones de dólares (un 13% más que en 2017), mientras que las importaciones supusieron 21.873 millones (un 16% más que en 2017). Entre los principales productos que vende al exterior, el petróleo es el más importante, con un peso del 40% en el monto total de las exportaciones y del 20% en el de las importaciones. Y de todos sus socios comerciales, destaca con diferencia Estados Unidos.
Por lo que respecta a Ecuador y España, los dos países mantienen un flujo de mercancías que supera los 1000 millones de euros anuales. En 2018, las exportaciones españolas sumaron 507 millones, frente a los 553 millones importados desde Ecuador, siendo el pescado el 80% de lo que España compra al país. Más variadas son nuestras exportaciones, entre las cuales destacan los bienes de equipo, los productos de alimentación y las semimanufacturas.
Respecto a la inversión extranjera, Ecuador acumula un stock de 17.250 millones de dólares en 2017, según la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo. En el periodo 2002-2017, los principales inversores fueron México, Brasil y Panamá y los sectores que recibieron mayor capital extranjero fueron la minería y la industria manufacturera.
En ese mismo periodo, España fue el segundo inversor europeo, por detrás de los Países Bajos, con un stock que asciende a 1900 millones de dólares (según los últimos datos oficiales disponibles, relativos al año 2016). Por sectores, la extracción de petróleo y la fabricación de cemento son los principales focos de negocio de nuestras empresas en Ecuador.
Vale la pena llamar la atención sobre un aspecto regulatorio importante. El acuerdo de promoción y protección recíproca de inversiones (APPRI) que mantienen España y Ecuador fue denunciado hace dos años por las autoridades ecuatorianas, al igual que ocurrió con todos los APPRI firmados por el país hasta la fecha. En rigor, el acuerdo con España está tácitamente prorrogado hasta junio de 2022 y a partir de entonces entrará en vigor la cláusula de supervivencia por un periodo de diez años.
La inversión extranjera es un factor de desarrollo extraordinario para las economías emergentes. Y en el caso de Ecuador, el capital foráneo puede desempeñar un papel crucial en la renovación del modelo productivo local. Hay grandes oportunidades de negocio en sectores como los hidrocarburos, la minería, la gestión del agua, la agroindustria, la energía, y el turismo. Todo ello hace que seamos optimistas sobre el futuro económico del país, siempre que se mantenga la política de apertura a la inversión extranjera.