Polonia marca la diferencia

Antonio Bonet (presidente del Club)
Empresa Exterior
13 de julio de 2020

Mapa de Polonia. Fuente: Google Maps


El Fondo Monetario Internacional publicó el año pasado un informe sobre la economía polaca con un análisis de contexto bastante positivo. Sostenía que Polonia ha protagonizado uno de los ciclos más largos de crecimiento ininterrumpido en el mundo —25 años— y que fue el único país de la Unión Europea capaz de sortear la recesión en la crisis de 2008-2009. A ello se suma el haber registrado una evolución favorable en términos de empleo, de renta per cápita y de igualdad social. Todos estos factores han contribuido a convertir al país en un destino atractivo para la inversión extranjera.

Es evidente que la actual coyuntura económica, marcada por la crisis del coronavirus, llevará este año el crecimiento de Polonia a terreno negativo. Sin embargo, según las previsiones del FMI, su PIB caerá menos (-4,6%) que la media mundial (-4,9%) y mucho menos que los países de la eurozona (-10,2%). He aquí una prueba más de la fortaleza y el dinamismo de la economía polaca, considerada la más importante de Europa del Este.

Con 38 millones de habitantes, una demanda interna robusta, un comercio exterior muy activo —la tasa de apertura supera el 100% del PIB— y un stock creciente de inversión extranjera directa, Polonia se ha convertido en la “fábrica de Europa” y, particularmente, de Alemania al llevarse a cabo en territorio polaco buena parte de las actividades de la cadena de valor industrial germana. Asimismo, a su desarrollo económico y social han contribuido decisivamente los fondos estructurales de la Unión Europea, de los que ha sido principal beneficiario en los últimos años. Concretamente, en el periodo 2014-2020 ha recibido unos 86.000 millones de euros.

El país presenta una balanza comercial más o menos equilibrada. En 2019, las exportaciones de bienes ascendieron a 236.000 millones de euros, mientras que las importaciones se situaron en 235.000 millones. En su lista de socios comerciales, en primer lugar, y de forma destacada, figura Alemania, destino y origen de la cuarta parte del total de las exportaciones e importaciones.

La cesta exportadora polaca está compuesta por la industria automóvil, los muebles y las materias primas y semimanufacturas del plástico, mientras que del lado de las importaciones predominan los combustibles, el sector automóvil, las materias primas y las semimanufacturas del plástico.

Es importante subrayar que el comercio bilateral entre España y Polonia se encuentra en niveles históricos. Nuestras exportaciones de mercancías alcanzaron en 2019 los 6.181 millones de euros, siendo las rúbricas más importantes el sector del automóvil, los equipos mecánicos y eléctricos, los productos químicos, los artículos textiles y los productos agroalimentarios. Por su parte, las importaciones sumaron 5.692 millones, y los sectores más relevantes fueron el automóvil, los equipos mecánicos y eléctricos, los productos químicos y el tabaco.

En cuanto al intercambio de servicios, las exportaciones españolas a Polonia alcanzaron la cifra de 2.178 millones de euros (un 61% más que en 2018), casi el triple que las importaciones procedentes de este país (752 millones).

Por lo que se refiere a la inversión extranjera directa, según la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo), el stock de inversión acumulado en Polonia se cifra en 236.000 millones de dólares, volumen equivalente al 42% del PIB del país. Concretamente, la inversión directa española supone 6.437 millones de euros y el principal foco de negocio es el sector financiero, seguido de la fabricación de productos metálicos.

Entre las oportunidades de negocio que ofrece el mercado polaco para las empresas, hay que mencionar en primer lugar las infraestructuras de transporte. Polonia planea actualmente construir a las afueras de Varsovia un nuevo aeropuerto internacional, que llevará aparejado infraestructuras viarias y de alta velocidad ferroviaria. Este proyecto, conocido como Centro de Comunicaciones Solidaridad, supondrá una inversión de 9.000 millones de euros.

Asimismo, otros sectores de interés son el medio ambiente, la energía convencional y renovable, el material de defensa, las tecnologías de la información y de la comunicación, los bienes de consumo e industriales, y la ingeniería y construcción ligados a la obra civil y al sector energético.

El hecho de que 2020 esté siendo un año convulso para el comercio internacional y la inversión extranjera obliga a las empresas españolas a hacer una selección minuciosa de los mercados donde van a concentrar sus esfuerzos. Y en este contexto Polonia se erige como una opción plausible no sólo por el limitado impacto del COVID-19, sino también por su solidez económica, por el dinamismo de su mercado interno y por el clima de negocios que ofrece en el marco de la Unión Europea. Son razones de peso para que España y Polonia sigan reforzando sus lazos económicos, comerciales y empresariales, como han venido haciéndolo con gran éxito en los últimos años.